Capitulo 34

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"No puedo ser... Y-Yo-"

Al segundo siguiente de que procesé con totalidad sus palabras, llevé mis dos manos a mivientre, acariciándolo con suavidad, cerrando mis ojos con fuerza y preguntándome cómoes que no lo había visto venir, tantas náuseas y tanto dolor solo podían significar que meestaba acostumbrado, mi organismo se adaptaba para el pequeño que crecía en mi interior.

"¡¿ME ESTÁS JODIENDO?!" Oí distante la voz de Al-Haitham, él se alejó de Dehya y de mí,caminó por lo largo de todo el lugar y al segundo siguiente Kaveh entró corriendo, preocupadopor lo que estuviera causando que el alfa que altere de esa forma.

El ambiente no tardó en llenarse de las feromonas de Al-Haitham, olía mal, algo que al inspirarlo sentías hasta en la boca y te llamaba a querer vomitar, o quizás solo era yo. En serio necesitaba una cubeta o algo, no podía aguantar tantas nauseas golpeándome como retorcijonesque solo lograban hacerme encoger más en mi pequeño espacio.

"¿Qué sucede? ¿Qué tienes, Al-Haitham?"

"Apestas, estúpido." Dehya acercó su mano a su nariz, cubriéndola del aroma que cada vezse hacía más fuerte. "Joder, Kaveh ¡Llévatelo! Parece tóxico." 

Sorprendentemente, Kaveh obedeció y aunque no lo vi, escuché los pasos fuertes y duros deAl-Haitham y del otro alfa, para luego oír una puerta cerrándose con fuerza. Suspiré entonces,liberando todo el aire que ni siquiera sabía estaba aguantando, apoyando mi cabeza en lapared, cerrando los ojos por un segundo.

No hacía falta sumar dos más dos para saberlo, estaba esperando un hijo de Cyno. 

Y aunque sentía a mi omega enloquecer de felicidad en mi interior y esas enormes ganas desonreír al imaginar un pequeño bebé idéntico a ese hermoso alfa, la parte racional de micabeza me recordaba donde estaba, con quienes, el peligro que aún corría y como este aumentaría una vez Al-Haitham se tranquilice.

"¿En serio no lo sabías?" Oí la calmada voz de la chica que aún continuaba en la habitacióny me cuestioné si debía contestarle, pero al recordarme que me salvó de un trauma del cualseguro ni saldría cuerdo, pensé entonces que quizás se merecía el beneficio de la duda.

"No." Murmuré, mirándola por el rabillo de mi ojo derecho. "No debe estar tan grande...Menos de un mes ¿No?" 

"No puedo saber eso, lo siento." Dehya se colocó de cuclillas a mi lado, mirándome con curiosidad. "Solo sé que estás esperando un cachorro, eso es lindo ¿No? ¿Es de ese chico? Uh¿Cyno? ¿Era así?"

"Sí." Aunque aún me encontraba alerta, me atreví a observarla directamente, dejando quelas palabras salieran de mi boca sin siquiera pensarlas. "¿Me puedes traer ropa? Tengo frío."Carajo.

La verdadera razón ni siquiera era el frío, sino la humillación de mi desnudez en un espacioen donde sentía cualquier cosa menos comodidad. Por un segundo, me imaginé que losomega que servían para el tráfico de personas deberían vivir así ¿No? Como animales, totalmente desnudos, esperando que llegue alguien que los quiera usar como juguetes de todotipo.

"Claro." La dulce voz de Dehya me sacó de mis pensamientos, sorprendiéndome por lo amable que sonó. "Igual Al-Haitham seguro tardará en calmarse, déjame traerte algo de la ropa deKaveh, creo que él queda mejor con tu contextura." 

Su suave mano se paseó por mis orejas y luego se levantó, marchándose. La miré hasta quedesapareció por las escaleras y entonces volví a observar justo al frente de mí, sin habersoltado mi abdomen en ningún segundo, cerré los ojos, seguro a Cyno le emocionaría muchosaber que las pastillas de Candace hayan fallado. Quizás me besaría, me cargaría y me daríavueltas como en las malas novelas cursis, aunque en este caso yo moriría de amor, no de lojodidamente empalagoso que sonaba, sino de lo malditamente mágico que era.

The Perfect Omega | CynonariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora