Llegamos, nos bajamos y entramos en la cafetería.

Nos toman la orden y en lo que nos traen lo que pedimos ella habla primero.

—Solo dime que no hice ayer una estupidez.

Río un poco, lo que hizo ella ayer yo no lo tomaría como estupidez realmente. Porque ¿Como puedes llamar a una estupidez algo que te gustó?... Simplemente no puedes hacerlo.

—No, ninguna —Trago saliva, tengo que inventar algo bueno—. Bueno, no lo tomaría eso como una estupidez.

—¿El que? —Niega con su cabeza—. Mejor cuéntame todo.

—¿Desde dónde mas o menos? —Y si, porque si soy sincero no se cuando se perdió exactamente.

Suspira.

—Solo recuerdo lo que paso con Antonio que por cierto muchas gracias nunca te agradecí que le hubieras dado ese gran golpe —Sonríe—, recuerdo haber empezado a tomar bebidas muy rápido, recuerdo estar bailando contigo, pero todo se pone borroso cuando te dije que iba a ir al baño.

Pues si definitivamente no se acuerda del beso, de la escena con Dafne, me muerdo el labio, no se lo pienso contar, tal vez se moleste, se avergüence o yo que se, prefiero evitar eso ¡¿Que tal si me deja de hablar?!, solo por el momento, le voy a contar pero no la historia completa.

—Bien , veamos... Cuando regresaste del baño —Empiezo a contarle—, Dafne estaba conmigo, acosándome igual que siempre, la hiciste enojar con uno de tus comentarios y ella se fue...

—Espera, espera —Me interrumpió—. ¿Yo la hice enojar? Que jodido, desearía recordar eso... Espera, ¿Ella me reconoció?

—No —Afortunadamente—, bueno... después quisiste caminar, así que caminamos por la playa, hasta llegar a la cueva, después me empezaste a contar sobre ella, una pequeña parte de lo que había pasado entre Antonio y tu —Suspiro y luego río, recordando que paso después—. Después te querías meter al mar. Y te empezaste a quitar la ropa.

Abre mucho sus ojos.

—Tranquila quedaste en ropa interior.

—¡Eso no me tranquiliza en nada! —Mmm... ni que decir—. ¿Y no me detuviste?

—Este... creo que me quede algo embobado viéndote —Fuerte confesión pero muy sincera.

—Eres un descarado e idiota.

—Lo se y perdón, después me obligaste a meterme contigo, cuando estuvimos adentro hicimos una pequeña apuesta, el que durara mas tiempo debajo del agua ganaba, claro gane yo, así que la debes de cumplir, y era hacer lo que yo quisiera —Suspiro y continuó—. Después salimos, nos sentamos un rato en el carro y empezaste a hablar que te gustaba mucho la noche y cosas así. Después te lleve a tu casa, pero como te veías adormilada entre y te deje en tu cama hasta que quedaras dormida por completo, después me fui y así. Todo normal.

—Ahora entiendo porque no tenía pijama —Después abre mucho sus ojos—. ¡DEMONIOS VALERIO! ¿Entraste a mi cuarto? ¿Y esperaste hasta que me quedara dormida? Pero... que... Agh.

—Claro que no te iba a desvestir, no soy así —Disimulo su enojo.

Ella suspira, después me ve.

—Parece una noche media rara... Haciendo enojar a Antonio, a Dafne, beber mucho, bailar, entrar al mar en ropa interior —Por alguna extraña razón empieza a reír—, si algo extraña. Y sobre todo perder una apuesta. Usualmente soy buena ganándolas.

Trago saliva.

Yo asiento.

—Por cierto... ¿Que apostamos?

Enarco una ceja, después pongo mis labios de una manera seductora y le respondo.

—Tienes que hacer lo que yo quiera. Creo que si te lo había mencionado... —Muerdo mis labios y le guiño el ojo—. Lo guardaré para después, cariño.

Después de eso nos traen el desayuno y lo empezamos a comer.

Pero no hay un solo segundo que no aparte mi vista de Leire.

No es la chica más guapa del mundo.
Su risa es un poco rara.
Sonríe (Si es que lo hace) de lado.
Su cabello no es del tono el cual había deseado en una chica.
No es muy alta.
No sonríe mucho y siempre pone el ceño fruncido.

No es el tipo de chica del cual pensé que yo podría caer —Para ser honesto no pensé que yo podría realmente caer por alguna chica—, pero el mundo era algo curioso y aquí me encontraba, sentado enfrente de ella sin poder apartar mi vista y pensamientos de aquella chica tan distinta a las demás, o por lo menos así lo veía mi cabeza.
El mundo si que era algo curioso. Y no estaba acostumbrado a él.

Pero bueno.

La apuesta perfecta [1]Where stories live. Discover now