8. ERES TU PEOR PESADILLA

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Rhea

Me encuentro a punto de entrar en la biblioteca del instituto para estudiar gracias a nuestra profesora de matemáticas que nos ha dicho a última hora que el viernes haremos un examen para así ver el nivel que tenemos ya que estamos aquí porque nosotros queremos. Cómo odio este tipo de exámenes. Siempre me salen súper mal porque mis veranos se basan en vaciar mi cerebro por completo y olvidarme de todo. En clase me ha costado más de lo que recordaba el poder concentrarme y dado que estamos a mediados de septiembre ya tenemos las fechas de varios exámenes previstas. Por lo que tengo que estudiar no el doble, pero si bastante más si quiero que me salgan medianamente bien. De ahí que esté en la biblioteca.

Para empezar, tengo que decir que este sitio es enorme, he venido aquí varias veces en lo que llevamos de curso, pero no me había parado a mirar en lo bonita que es. Tiene paredes llenas de libros y un gran pasillo en el que se dividen los cientos de escritorios que normalmente, están llenas de gente. Diviso una de ellas que está completamente vacía, así que me dirijo a esta para poder empezar a hacer algo. Sorprendentemente lo he conseguido, porque cuando levanto la cabeza me doy cuenta de que han pasado tres cuartos de hora en los que me he dedicado a hacer y corregir ejercicios que ya habíamos hecho en clase. Sigo en lo mío hasta que oigo la silla de delante moverse cosa que hace que levante la cabeza y me encuentre con Luka.

— ¿Con que tú también vienes a estudiar para la clase de matemáticas? Yo que tenía entendido que todo se te daba bien Me has decepcionado Luka. -comento cómo saludo.

— Todo me sale bien, no alucines, solo he venido porque me han dicho que estabas aquí. Como sé que se te dan bastante mal las matemáticas y a mí se me dan de maravilla, como todo lo que hago – se lleva una patada de mi parte por eso. -Ehh, no hace falta llegar al toqueteo, para eso avísame con tiempo. -suelta a la vez que lanza un guiño.

— Te estas desviando del tema, céntrate.

— Cierto, a lo que iba, que a ver si quieres pasarte a la tarde a estudiar en casa para así poder ayudarte.

Ostias. Pensaba que me iba a decir que se quedaba aquí conmigo. ¿Qué hago? ¿me invento una excusa? Quiero decir me cae muy bien y todo eso, pero me pongo muy nerviosa cuando estamos hablando porque es muy conversador y siempre hace preguntas retóricas que no se si quiere que responda o no. Luego está eso, que parece que me está tirando fichas, pero es así su personalidad, entonces me siento tonta por pensar en eso. Ay que lio.

— ¿Rhea?

— Ay si, mierda. Ehh, vale, supongo. Eres el vecino, tampoco tengo mucha perdida. ¿Qué te parece si quedamos a las seis?

— Me parece perfecto, pero cuando llegues no toques el timbre que Fiocco empieza a ladrar, para que no te asustes. Es muy amigable, pero se altera y solo quiere jugar.

— No sabía que tenías un perro, ¿raza? -empiezo a recoger mis cosas, dudo que vaya a seguir estudiando una vez se marche. Además, tengo clases.

— Golden Retriever, es un cachorro ya podrás imaginarte lo revolucionado que estará con una humana nueva en casa.

— Me lo imagino, no te preocupes. Pues entonces nos vemos a las seis, vecino, yo ya tengo que marchar a mi siguiente clase.

— Perfecto, nos vemos ahí.

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Menudo día de mierda. A quinta hora he tenido que salir de clase porque no aguantaba más, creo que el examen del viernes me tiene más nerviosa de lo que me gustaría admitir. He intentado tranquilizarme yo sola y no pensar en ello, pero la ansiedad ha podido conmigo en ese momento y he terminado llamando a casa para avisar que iba a llegar antes.

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