12 | Rehabilitación

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Cuando Foxy le dijo a Slash que estaba dispuesta a proteger a Duff de su adicción, lo decía muy en serio

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Cuando Foxy le dijo a Slash que estaba dispuesta a proteger a Duff de su adicción, lo decía muy en serio. Al principio no estaba dentro de sus planes visitar Los Ángeles por más de una semana, pero ahora que conocía su situación era capaz de quedarse el tiempo que fuera necesario con tal de sacarlo del hoyo en que se había metido.

Lo primero que hizo después de que Slash se marchara, fue pedirle a Duff que le entregara todas las botellas de alcohol que tenía escondidas en la casa; sabía que los bebedores no sólo las guardan en un mueble destinado para ello, sino también debajo de la cama o en la ducha. Así que Duff tuvo que hacer un vergonzoso recorrido por la casa para recolectar las botellas que sí estaban ocultas en lugares insólitos. Foxy lo acompañó con una caja de cartón que comenzó a llenarse rápidamente.

Como era de esperar, Duff tuvo la tentación de omitir ciertos rincones para quedarse con una botella, pero la devoción y respeto que tenía hacia esa mujer era tan fuerte, que fue imposible hacerlo. Voluntariamente le enseñó los lugares que había pensado omitir, quedando él sin provisiones y con un sentimiento de superación muy enriquecedor.

Una vez finalizada la recolección, Duff trasladó la pesada caja a la cocina y la colocó junto al lavaplatos. Frente a éste se situó Foxy con las mangas del jersey recogidas hasta los codos y agarró la primera botella de las tantas que había en la caja. Le quitó la boquilla, la puso boca abajo en el lavaplatos y el vodka corrió a chorros por el drenaje.

Hizo esto con todas las botellas, dando inicio al primer día de la rehabilitación.

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Para mejorar la salud de Duff, que se había deteriorado con las noches de exceso y conciertos ajetreados, Foxy preparó almuerzos ricos en vegetales y nutrientes que vendrían a reemplazar los ramen instantáneos y comida chatarra que él almorzaba a diario por tenerle pereza a la cocina.

Sus preparaciones emitían un apetitoso aroma que comenzó a predominar por sobre el olor a tabaco que comúnmente se respiraba en casa. Aquello hizo que la presencia de ella no sólo fuera visible a los ojos, sino también a través de otros sentidos como el olfato y el gusto.

Duff no se opuso a los cambios, se encomendó por completo a sus cuidados, incluso al vegetarianismo que Foxy incorporó en su dieta.

Aunque no le gustaba mucho la idea de ser un hombre servido, así que para compensar su desinteresado trabajo le preparaba el desayuno todas las mañanas y solía cortar unas cuantas rosas del jardín del vecino para colocarlas junto a su plato de tostadas. A ella le fascinaba ese detalle romántico, aunque este habitual robo que ejercía Duff contra el jardín de la casa contigua lo llevó a tener conflictos más de una vez con el vecino. Varias veces llamó a su puerta para encararlo por ladrón. De alguna manera Duff se las ingeniaba para salirse con la suya y fingir que era otra persona la que estaba vaciando sus rosales.

Así las cosas, las mejoras en Duff comenzaron a ser visibles luego de dos semanas de rehabilitación. Ya no tenía temblores corporales ni dolores de cabeza, y tampoco sudaba en exceso por las noches. Aunque, a pesar de que su físico comenzara a renovarse gracias al agua y la dieta estricta, le era muy difícil controlar la ansiedad que vino a ocupar el lugar de los síntomas físicos.

El Chico Zeppelin 2 | 𝕯𝖚𝖋𝖋 𝕸𝖈𝖐𝖆𝖌𝖆𝖓 ©Where stories live. Discover now