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Visualice una moto color negra estacionada en un árbol, estaba lejos entre el camino rocoso y liso de la acera.

—Es esta—Señalo—Tengo otro casco de repuesto.

Avanzamos hasta llegar a la moto. La termino de quitarle el seguro para montarse en ella y se colocó su casco y después me pasó el mismo que tenía colgado en un parabrisas. Pero algo me mantenía alerta. Su frustración no era normal, lo que paso hace un rato fue algo que sucedió como si hubiera visto algo detrás de mi.

—¿Que te paso adentro?, ¿Quienes me querían? Una explicación.—Pedi.

Suspiro—Esta bien, solamente iremos a la carretera necesitamos que no nos encuentren.

Me monte atrás de él y rodeé su cintura con mis brazos para entrelazar mis manos y quedar abrazada a él. Se escuchó el sonido del motor prenderse y asi avanzo en la moto con la velocidad tranquila, entre la gente y a lo lejos vi el otro portón que te daba vista a la ciudad. La entrada principal del instituto. La brisa del aire golpeaba mi rostro. Pero algo me hacía pensar. Doyoung apesar de que ahora no hablamos, estuvo para mí, apesar, de sus sentimientos fuertes. Cuando el se fue de instituto, lo extrañe demasiado, y realmente era mi gran amigo. El único. El me ayudaba por todas las humillaciones que pase y derrotas que tuve para poder entrar a una universidad de prestigio. Y lo logré. Cruzamos el portón que se abrió una vez que llegamos a el. Voltee y vi una silueta verme a lo lejos y solo regreso caminando solo hacia donde estaba la gente. Me pareció extraño era la silueta de un hombre es lo único que logré a ver. Después de varios andar vi la carretera. Venía tarareando una melodía en el transcurso. Una dulce melodía aquella que siempre me cantaba al entrar a la escuela. Una sonrisa apareció en mis labios y ladee mi cabeza y el también la tenía.

Venía entretenida viendo la carretera y ver qué estábamos en lo más alto del lugar. Desde aquí se podía ver las casas iluminadas. El anochecer era lo más grandioso. Llegó una bajada para estar en un puente y el motor se apagó. El se quitó el casco. Y salió a la luz su cabello rubio. Quite los brazos de su torso y baje con cuidado. El hizo lo mismo después. Quedamos a unos metros de distancia los dos.

—Son mis jefes ___, no te podían ver allí porque pensarían que también eres una chica que vende la droga dentro de la universidad—Explico— Si te veían dentro te localizarian por estar con uno de ellos. Por lo visto aún me tienes un cariño y de amigos—Susurro lo ultimo.

—¿A mí?, ¿Quienes?—Pregunte— Espera, aún, ¿Sigues en eso?, ¿Que te paso todo este tiempo?, ¿Que hiciste, ¿De quien es la moto?

—Si, y ellos me refiero al grupo que es de Namjoon, cómo le dije un rato a Hoseok ellos son a los que les vendo la mercancía que me toca entregar. Sigo en aquello ___, es como pago la colegiatura.— Respondió con una mueca y empezó a reir— Todo este tiempo lo pase realmente mal. La moto la compré una vez que lo prometi. ¿Recuerdas? Pero estoy aquí por creer que Jeon en realidad ya le vendieron.

Aquello me llamo la atención y me atreví a preguntar. Y no puse atención a otra cosa.

—¿Le vendes también a el?, ¿Trabajas para ellos?, Doyoung son muchas dudas las que tengo, nunca me contestaste ya que te fuiste donde estudiábamos sin decir nada—Aclare.

Un nudo se hizo en mi garganta y quería gritarle, por qué hizo todo, por qué no me dio una explicación por lo menos, que es lo que ah hecho de su vida, si tiene pareja, si es feliz, solo necesitaba saber si mi amigo estaba bien.

—____, entrar en esto implica muchos sacrificios, no pensaba involucrarte porque si me veían que teníamos una relación de amistad, si yo llegaba a atrasar alguna cuenta, irían detrás de alguien que quiero. Aún sigo en esto y realmente no quiero salir, quiero seguir aquí hasta que ya no tenga un jefe en concreto. Sobre si le vendo a Jeon, claro que no, jamás le venderé.—Aclaro. Iba a hablar pero me interrumpe— Solamente que una insolente llamada Sunhee ya le empezó a vender desde ayer. Y por eso estaban viendo que no cumplió con su deber de vender a quienes las pedían y también se enteraron que se acostó con el. Y por ello me mandaron a arreglar su problema y ellos estaban vigilando para ver si en realidad se la vendía o se la regalaba.

Me quede impactada y estupefacta. El no se puede hacer eso. Recuerdo ver a la chica. Con la cual estaba haciendo aquello en pleno lugar público.

—Cuando te encontré, lo viste con una tipa, era ella, ella es Sunhee—Aclaro.— Está a punto de amanecer, si quieres podemos ir a las residencias para que vayamos a la universidad.

—Una última cosa Doyoung—Hable—¿Piensas seguir en eso? ¿S-sguiremos, n-nuestra amistad?

Era un hecho que tal vez nuestra amistad tuviera alguna salvación. Una salvación para los dos. Yo quería ver a mi amigo. Su mirada se podía ver el sufrimiento y el arrepentimiento.

—____.. me arrepiento de haberte dejado, lo siento demasiado, sabía que en cualquier momento te vería, pero no podía creerlo que sería aquí, cuando te vi de nuevo, fue tan impactante que te segui, pero viste que Namjoon no me deja acercarme a nadie, por el medio de que diga que haga negocios con el, pero sabía que por tu talento, habías logrado entrar, tu talento merece ser valorado.—Se disculpo.

Sus palabras por algo me hicieron sentir menos peso pero ahora necesitaba la respuesta que estoy buscando.

—Sobre nuestra amistad, ____, sabes de la existencia de mis sentimientos, pero aún así como te lo dije una vez. Aunque no me correspondas estaré para ti, prefiero eso que no tenerte en mi vida, y quiero recuperar el tiempo perdido amiga—Extendio su brazo.

A lo que yo solamente llore. Las lágrimas eran de felicidad. De nuevo Doyoung estaba conmigo. Estaba apunto de tomar su manos pero el me jalo el brazo y me abrazo. Me apretó demasiado fuerte.

—Doyoung me estoy quedando sin aire. —Hable.

—Sube, tenemos que ir, ya está amaneciendo, tardamos demasiado.—Empezo a reir— Y cualquier duda te la aclararé.

—Vamos.—Sonrei.

De nuevo nos montamos a su moto y era cierto. Se veía a lo lejos el gran amanecer. Había recuperado una amistad. Comencé los buenos días. Y regresamos por el camino para llegar a las residencias.

«Realmente aveces somos tan ingenuos que no preguntamos lo primordial, o la verdad pasa disfrazada»

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