9. La carta

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Ellie:

Recibir una carta de la reina en muchos casos es un honor, pero en este caso se siente como una sentencia de muerte. Cuando vi esa carta entre nuestro correo, mi corazón dio un vuelco. Liv acababa de llegar a casa pero había ido a prepararse a su habitación. Me senté en la cocina y leí la carta con atención, pero lo único que me importaba era "se requiere su asistencia a la reunión general que se celebrará el próximo viernes". Solo faltaban un par de días para eso.

Melia no había realizado ninguna reunión desde la que celebró cuando se convirtió en reina. Y porque entonces no le quedaba más remedio. Solía tomar las decisiones sola e ignorar la opinión de los demás. Me pregunto qué querrá. Probablemente nada bueno.

Me guardé la carta en el bolso en cuanto Liv bajó por las escaleras. Hoy lo comentaba con Archie a ver qué opinaba él. No sabía en qué punto estaba nuestra relación, pero era agradable volver a tener a alguien con quien hablar de cosas de adultos y no solo de problemas de adolescentes.

No voy a mentir. Aun después de tantos años, Archie me seguía atrayendo. Y si no hubiese sido por que de aquella me importaba demasiado lo que opinase mi familia, creo que a día de hoy seguiríamos juntos. De todas formas eso ya es agua pasada. No puedo cambiar el pasado, pero al menos me alegro de poder tener una buena relación con él.

Mientras bajaba en el ascensor con Liv, iba pensando en todo lo que estaba pasando. ¿Qué quería contarme Archie? Parecía preocupado ayer cuando me dijo que teníamos que hablar.

Cogimos mi coche, a pesar de las críticas de Liv sobre ir en moto porque era más rápido. Me negaba a subirme a una moto y menos con Liv. Al llegar a la Academia, nos recibieron Maddie y Archie. Maddie vino corriendo y saltó encima de Liv para que esta la cogiera. Archie intentó aparentar más profesionalidad y nos saludó como el director de la academia, no como un viejo amigo.

Después de los habituales saludos, Liv y Maddie fueron a buscar a Blake y Archie me guió hacia su despacho para poder hablar tranquilos. Debía de estar muy nervioso porque no paraba de hablar del tiempo o de las reformas y mejoras de la Academia. Y la verdad es que había mejorado bastante desde la última vez que estuve aquí. Aunque aún le faltaba mucho trabajo. Para empezar, deberían quitar esos horrendos cuadros de arcanos famosos, ya que si por algo eran conocidos era por masacrar criaturas mágicas.

Incluso después de entrar en su despacho, siguió parloteando un buen rato. En vez de sentarse en la silla detrás del escritorio, se sentó en la silla al lado mía enfrente de este. Ya llevaba un buen rato y él seguía parloteando. Le cogí la cara con ambas manos y le dije.

    — Archie, ¿qué está pasando para que estés tan nervioso? — suspiró profundamente y me agarró las manos para apartarlas delicadamente de la cara. Conocía lo suficiente a Archie como para saber que cuando hablaba mucho era porque pasaba algo.

    — La reina quiere romper los acuerdos. — No me soltó las manos. ¿Había oído bien?

    — ¿Cómo dices? — De todas las cosas que esperaba que me dijera, esta no era una de ellas.

    — En la fiesta, la reina me lo confesó justo antes de irse. Supongo que como una forma de tortura en si, o para regodearse. He convocado a los clanes mágicos para tratar este asunto pero, aparte de lo que dijo la reina, no tenemos ninguna sospecha.

Estábamos sentados de frente y mis piernas estaban entre las de Archie, que eran bastante más anchas que las mías. Mis manos estaban apoyadas en mis rodillas con las de Archie encima. Intenté apartarlas y él se las llevó al pecho.

    — Ellie, escucha, vamos a solucionar esto. — Estaba en shock, no era capaz de mirarle a la cara y él buscaba mi mirada. — Pensaba que tú sabrías algo más.

Marcada por las HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora