𝟲. 𝗧𝗜𝗘𝗠𝗣𝗢

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No podía creer que la noticia del regreso de Lucy fuera de esta manera, me sostuve de la mesa tratando de sobrellevar esta terrible avalancha de sentimientos. Miré a los tres intentando encontrar alguna sonrisa burlona, pero solo los vi sonreírse entre sí.

—Estas bromeando... —alcance a musitar aún incrédulo.

—Nadie bromea, primito —aseguró Levy mirando sus uñas con una sonrisa.

—Es cierto, Natsu. Míralo tú mismo —Jellal me extendió unos pequeños sobres, cuatro con exactitud.

Eran rosados con letras grabadas en dorado, la fecha y hora eran a futuro, contuve los deseos de emitir un grito de emoción, no podía creer que por fin vería a Lucy después de mucho tiempo, recordé los momentos que pasamos juntos, tanto para al fin verla.

—Pero... —susurre temiendo que todo haya cambiado.

—No empieces —me advirtió Jellal llevándose una taza de café a los labios—, se que pasa por tu cabeza y no es bueno que empieces a retraerte por dudar.

—Ya es tiempo que enfrentes a Lucy —comentó Wendy sonriente, ella había crecido tanto como para también darme consejos amorosos.

—Si fuera por mí, no te permitiría que se acerques a Lucy por haber roto su corazón —comento Levy alzando una ceja—, pero si son felices juntos no tengo nada que decir.

Aprete las invitaciones contra mi pecho sintiendo cierto alivio, todo era demasiado incierto para mí, no había manera de saber que todo saldría como lo anhelaba, pero no perdía nada con intentarlo. La noticia del regreso de Lucy nos llevo a reunirnos a todos en el apartamento de Erza. Yo estaba sentado en el sillón al lado de Gajeel y Jellal mirando el partido del fin de semana, ellas se encontraban en la sala tomando té y por primera vez en mi vida estaba atento a la conversación de ellas que en la narración.

—Entiendo —musitó Erza acariciando su barbilla—, esta vez Natsu debe dejar de ser tan tonto.

—Juvia esta preocupada por como saldrá todo.

—Yo lo castro si arruina todo — farfulló Cana luego de darle un largo sorbo a su botella de alcohol, instintivamente lleve mis manos a mi regazo intentando no pensar en lo doloroso que sería recibir el castigo de Cana.

—Yo creo que lo hará bien —sonreí disimuladamente, Lisanna había irrumpido el circulo de mala suerte, las demás la observaron por unos segundos.

—Vaya, si Lisanna lo dice —sonrió Mirajane con la mano en su mejilla. Las demás asintieron controlando sus palabras.

Lisanna retomo la conversación sobre los vestidos y no pude evitar sonreír cabizbajo, ella confiaba en mí y no podía defraudar a los demás, me recompuse intentando comprender que estaba ocurriendo en el partido.

Puesto que había llegado el momento de prepararnos para la esperada noche en el Hotel de Magnolia.



Los nervios se fueron en mi contra, repentinamente todos los trajes que estaban a mi disposición para mi lucían horribles, pase otro y otro, bufe sintiendo un estúpido.

—Hey, flamita. Difícil decisión —sonrió Gray extendiendo sus brazos para restregarme en la cara su traje.

—Salamander se está esforzando en verse bien para la Coneja —rio Gajeel sosteniendo una camisa, su ladina sonrisa me dio ganas de lanzarle el zapato de muestra.

𝐍𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐞𝐬 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora