Capítulo 11: Bote salvavidas

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Los tres se detuvieron contemplando la puerta de acero pesada que estaba abierta y dejaba entrar un olor salino profundo. Era la entrada al barco. Saliendo de la puerta existía una pequeña plataforma que tenía unas escaleras pequeñas y disimuladas, que conectaban a el área de los recursos del barco: agua, y electricidad.

Temis alcanzó a ver a su equipo asignado de pesca que cuidadosamente caminaban dentro de los botes de emergencia, revisando todos los recursos que tenían.

Siendo muy poco delicado, Eros exclamó. -¿Alguno de ustedes sabe algo de pesca?

Su voz fuerte los tomó por sorpresa y Príapo dejó caer uno de los objetos del barco de emergencia al mar.

Príapo se sonrojó completamente, y se quedó inmóvil observando como la pequeña cajita iba flotando impulsada con la corriente. Todos imitaron el comportamiento de Príapo.

- ¿Qué tiraste al mar? -Indagó Diana.

-No sé, no tuve oportunidad de abrir la cajita.

- ¿Qué ocurre si es que era algo importante?

Temis solo escuchó un chapuzón en el agua y un momento después observó una cabeza saliendo del agua. Un par de brazadas después ya había alcanzado la distancia de la cajita y ya estaba regresando a la seguridad del barco.

Príapo se encontraba completamente mojado, y a pesar del frío del viento estaba feliz de haber podido recuperar la cajita que había salido flotando. Temis se dio cuenta que él había alcanzado a quitarse la camisa antes de lanzarse al agua, lo cual había sido inteligente, por que, hasta ahora, solo tenían un cambio de ropa por persona. Tenía un cuerpo grueso, no gordo, pero inflado, lo cual le daba un cierto atractivo.

- ¿Y bien? -agregó Eros, molesto de que alguien más además de él tuviera la oportunidad de quitarse la camisa.

- ¿Perdón? -Respondió Príapo

- ¿Valió la pena lanzarte al agua? ¿Qué hay en la caja?

Con sus manos grandes, poco delicadas y en el presente mojadas, Príapo tuvo dificultad de mover la cerradura.

Climene, con cuidado, le quitó de las manos la cajita y la abrió con mucha agilidad.

Parecía que dentro se encontraba un par de "walkie-talkies" que no se habían mojado porque estaban sellados en la cajita.

- ¿Qué son?

-Parece algún tipo de tecnología antigua. Creo que pueden enviar y recibir señales o algo así. Estoy seguro de que el equipo de tecnología puede ayudarnos a descifrarlo. -agregó Helios.

-Después de todo, parece que si sirvió de algo tu salvada heroica. -comentó Eros.

Precisamente en ese momento, el viento comenzó a soplar muy fuertemente haciendo que la piel tostada de Príapo se decorase con un escalofrío que cerraba sus poros.

-Lo mejor será que te seques y quites esa ropa mojada. -Indicó Diana.

Él asintió, agarró su camisa que yacía en el piso y se encaminó a la puerta de acero. Por un instante se detuvo a pensar y agregó. - ¿Qué usaré hasta que se seque mi ropa? Es decir, no tengo problema con estar desnudo, pero creo que eso no sería una decisión con la que todos estarían de acuerdo.

- ¿Puedes usar una de las telas que solían ser para las velas del barco? Te ayudaré a hacer un cinturón con la cuerda. -añadió Temis.

-Espera. Tu Príapo, o como sea que te llames, creo que es mejor que esperes acá afuera para que no mojes el barco. -añadió rápidamente Eros, después de observar que Príapo empezaba a seguir a Temis adentro del barco.

Experimento en Alta MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora