Capítulo 1: Estamos en el mismo bote

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Se despertaron al mismo momento, todos esparcidos en el suelo como migajas de pan. Algunos abrían sus ojos más de lo normal para intentar recordar como habían llegado a ese lugar. Iris llevó sus manos al piso intentando sentir el suelo, un suelo metálico frío. Sintió que se estaba moviendo en un vaivén constante. Poco a poco recuperó su sentido auditivo, sí había escuchado eso antes, pero en ¿dónde? Una canción de la naturaleza constante, calmante, hermosa. La llevó a una memoria de su niñez, en uno de sus cumpleaños con sus padres, en dónde la habían sorprendido comprándole un flamenco inflable gigante. Esa memoria le trajo esos olores de protector solar mezclado con toque salino y húmedo, casi podía sentirlo. Estaba sumida en sus pensamientos hasta que se dio cuenta de que alguien a su lado la miraba fijamente. Su mirada petrificada y fría la detuvo y sintió como la gelidez de apoderaba de ella. Se dio cuenta de que el cuarto estaba lleno de personas de su edad, todos con la mirada confusa, recuperando sus sentidos.

Se escuchó a lo lejos que alguien comenzó a gritar. - ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué es lo que quieren? ¿Por qué estoy aquí? -Se trataba de un chico de estatura mediana, con ligero sobrepeso, cejas finas y cabello castaño casi topando los hombros.

Se sentía una tensión creciente en el cuarto, al parecer todos estaban experimentando algo similar.

Alguien se levantó de golpe como para intentar calmar a todos: un chico con cabello castaño ligeramente bermejo, piel pálida y facciones masculinas. El vaivén del piso se incorporó a su cuerpo. Perdió la visión temporalmente, y escuchó un chirrido agudo. Repentinamente, se llevó su mano a su oreja, lo cual se leyó como una amenaza. Instintivamente, la persona que gritaba jaló el tobillo a el chico de pie, y en instantes, un golpe seco se escuchó en el metal.

Una muchacha con mirada rabiosa farfulló. - ¡¿Que acabas de hacer?!

Sudor frío corría por las sienes de todos.

Estaban en estado de shock, desorientados y asustados.

Iris al entender que todos muy probablemente se sentían similarmente. Gritó. -Quiero creer que todos estamos igual. No sabemos cómo llegamos aquí, pero tratemos de recordar algo. ¿Saben quiénes son?

Iris hizo una introspección a sí misma. "Me llamo Iris, 22 años, estudio psicología."

Alguien exclamó. -no confío en ustedes. Cómo sé que no son parte de lo que sea que sea esto. -Se jalaba el mismo mechón de cabello mientras su cara se incendiaba cada vez más.

La respiración incrementaba. Sin saber cómo contestar a eso, se sintió un silencio gélido realzado por el viento salino. Un movimiento del piso en vaivén. Todos hacían silencio, solo se escuchaba un sonido a lo lejos como una cadena metálica siendo jalada. Tensión.

Con el vaivén del piso, Iris sintió que algo se columpiaba en su pecho. Se trataba de un collar con una tira de tela suave. En el extremo de esta colgaba un papel que tenía impresa la palabra "Temis". Todo perfectamente enmicado. Reflexionó un instante y se dio cuenta de que todos tenían una igual, tal vez esos no eran sus nombres reales.

Iris miró directamente a esta persona y le dijo. -Tal vez no confíes en mí, pero hagamos esto más civilizado. No les diré mi nombre, pero tengo escrito la palabra "Temis" en mi collar. Así me podrán llamar. Si prefieren no revelar quienes son, llamémonos por estos nombres. Mira el tuyo es "Eris".

En vez de ocasionar la calma que esperaba de todos, Iris se dio cuenta de que acababa de generar un tiro al blanco en su espalda. Todos la veían con intriga, dudando si es que ella era la responsable de esta situación. A ella no le importó, su prioridad en ese momento era llegar a dónde estaba el chico que yacía en el suelo, pero sabía que tenía que hacerlo con calma para evitar asustar a los otros. A pesar de no saber nada de medicina, necesitaba llegar hacia él, por un instinto maternal, de cuidado. El chico en el suelo tenía en su collar el nombre "Prometeo".

Al notar que el último diálogo solo dio paso a un silencio incómodo, Iris se agachó y camino en cuclillas hacia donde se encontraba Prometeo. Al observar que no reaccionaba empezó a gritar.

Iris empezó a buscar a su alrededor, sin saber qué buscar, pues toda esta situación era muy extraña. Vio que un nombre en el collar de un chico decía "Asclepio". No sabía cómo, pero intuía que el chico podía ayudarles.

-Tu -dijo apuntándole. - ¿Sabes qué hacer?

El chico quedó con la mirada perdida unos momentos, y repentinamente se paró y caminó hacia dónde Iris estaba.

Ambos sentían las miradas en su espalda. Asclepio tomo a Prometeo e intentó abrir sus párpados con cuidado. Empezó a darle ligeras palmadas en los cachetes y exclamó.

-¡Alguien me podría dar un vaso con agua!

Hubo un silencio incómodo ya que nadie realmente sabía en dónde se encontraba, o en dónde podían encontrar un vaso con agua.

De manera afortunada Prometeo recuperó la conciencia y se incorporó.

Como si hubiera estado previsto, cuando Prometeo se levantó, el suelo empezó a temblar en un vaivén más potente.

Alguien exclamó. -Estamos en el medio del mar.

Aunque pareciera obvio, era algo que todos se dieron cuenta después de que esa persona lo mencionó.

Otra persona en la parte de atrás dijo -Y estamos en un barco.

Por un momento la tensión se rompió y hubo calma, como el entendimiento de que todos estaban literalmente en el mismo bote. El movimiento se intensificó. 

Alguien en la parte de atrás volvió a gritar. -¡Estamos en un barco! ¿Quién es el capitán del bote?

Un golpe metálico empezó a sonar en la parte de atrás de la cabina.

-Tenemos que ver si alguien está controlando esto. ¿Alguien ve alguna puerta? -dijo una chica con un aire de sabiduría y control, su collar tenía el nombre de "Febe".

Las personas empezaron a levantarse, cada vez más rápido por los crecientes movimientos del piso.

- ¿Alguien me quiere acompañar a investigar qué es lo que está pasando? -dijo un chico acercándose a la puerta. Él tenía cabello rubio, era relativamente alto y tenía una compostura fuerte. Iris logró ver que en su collar el nombre de "Kairos" salía a la vista. Ella se acercó, porque quería saber que era lo que estaba pasando, pero porque sintió una cierta conexión con aquel extraño de ojos profundos. Tomo la iniciativa y exclamó -yo me uno.

Kairos le dedicó una sonrisa juguetona y suavemente se dirigió hacia ella diciendo. -Gracias por ser voluntaria, Temis. -haciendo énfasis en el nombre Temis, pues Iris era la que había propuesto que todos se llamaran mutuamente por los nombres que tenían en sus gafetes.

A pesar de haber sufrido una leve contusión, Prometeo se acercó al grupo de personas que iban a investigar qué era lo que estaba pasando. Otras cuatro personas se acercaron a la par, primero Febe, quien tenía el aire de sabiduría, una chica con el nombre de "Ceres", de cabello castaño claro lacio y largo, un chico con el nombre de "Ponto" el cual tenía el cabello largo y rizado, y dientes muy pequeños. Casi cuando el grupo seleccionado se estaba encaminando, un chico con el nombre "Eros" que tenía una espalda ancha, y que caminaba como si estuviese a cargo decidió unirse al grupo.

Eros, al ver que nadie más se acercaba dijo. -Supongo que solo somos nosotros. -con despreocupación y un aire de indiferencia. 

 

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