Capítulo 7: De enemigas a amigas

24 17 0
                                    

Todos los ojos desaparecieron cuando ella se acercó a la puerta. Ella no estaba en el mejor humor en ese momento, necesitaba estar unos momentos a solas porque sabía que, si hablaba con alguien en ese estado, después se arrepentiría. Como había repasado, ese día le habían pasado demasiadas cosas. Tal vez necesitaba tiempo para que su cerebro absorbiera todo lo que acababa de pasar. Eso, se convenció de que necesitaba acostarse, así fuesen diez minutos, y relajarse. Ella entendía que, si en su futuro se encontrara vivir con todas las personas en el barco, una de las mejores cosas que podía hacer es conocer a todos y generar "alianzas" pues nunca sabía cuándo podría necesitar el apoyo de alguien. En lo que bajaba al cuarto de los armarios, como era conocido ahora, una chica la acompañó mientras bajaba.

Era Febe, una de las chicas que la habían acompañado en la exploración inicial.

-Es todo un pavo real ese Eros.

Temis se extrañó por ese comentario, por lo que agregó. - ¿Un pavo real?

-Si, ya sabes los pavos reales machos, cuando quieren aparearse abren su cola de colores y empiezan a chillar, tratando de atraer a las hembras.

Temis rompió a reír por que no solo estaba de acuerdo con lo que Febe acababa de decir, pero porque se sentía aliviada que alguien más pensaba que Eros era el insufrible.

-No me malentiendas, él si tiene de qué presumir, y más ahora de verlo sin camiseta, pero cuando alguien es así de arrogante, su nivel de guapeza reduce significativamente. -Agregó Febe.

Con una sonrisa iluminada, Temis dijo. -No lo podrías haber dicho mejor.

Ambas bajaron y se sentaron en el salón rojo, cada una con un libro en su regazo, mientras sentadas en el piso, apoyaban su espalda contra los estantes cargados de libros. Temis ojeaba el libro, pero a pesar de su intención de leer, su mente se revolvía y divagaba por lo que acababa de experimentar. Por otro lado, Febe parecía estar disfrutando, principalmente de sentir el papel entre sus dedos. Temis espiaba a su acompañante y llegó a la conclusión de que Febe olía el libro por como cerraba sus ojos e inhalaba más de lo normal. Temis entonces se distrajo tratando de analizar el comportamiento de su acompañante, cuando sintió una sensación extraña en el ambiente. Alzó su mirada de la página en la que había estado en los últimos veinte minutos y descubrió un grupo de chicas con los brazos cruzados y con la mirada fija en ella. Febe también lo notó y comprendiendo la situación dijo muy calmadamente.

- ¿Las podemos ayudar en algo?

Su voz tenía tal grado de dulzura y amabilidad, que las chicas se sintieron ridículas de su propio comportamiento que solo decidieron salir de la habitación. En forma de explicación Febe agregó.

-En mi secundaria había un grupo de chicas así y aprendí que lo mejor que uno podía hacer era responder con la mayor amabilidad posible. Me di cuenta de que eso parecía espantarlas como un buen pesticida contra plagas. Ambas rieron. Pero la expresión de Febe cambió de repente. Se quedó mirando al vacío al entender que había recordado algo de su pasado.

- ¿Es lo primero que recuerdas? -Dijo Temis leyendo la mente de Febe.

-Desde que despertamos en este barco infernal, sí.

- ¿Si recuerdas tu nombre real?

Febe se quedó pensativa, con la mirada fija en la estantería, después sus ojos tuvieron unas pinceladas de tristeza.

-Poco a poco nos volverá la memoria, no te preocupes.

- ¿Y tú que recuerdas?

Temis le empezó a contar de la memoria que tuvo de estar en la playa con su familia y de cómo el sonido de las olas y el olor salino habían activado su memoria.

- ¡Eso es! -Exclamó Temis levantándose de golpe.

Febe, un poco avergonzada del comportamiento de su acompañante, la invitó a volver a sentarse. En tono muy bajo le preguntó. - ¿Qué es?

-Creo que la razón de por qué se esto es por que estudio, o estudiaba psicología en la universidad.

Aún más confundida que antes agregó. - ¿Qué cosa?

-Que yo recordé esa memoria de mi infancia porque tuve un estímulo que me recordó eso, en este caso un estímulo sonoro y olfativo. Y tú, tu recordaste esto, porque era un hábito, una costumbre. Tal vez esa es la clave para descubrir cómo llegamos a este barco. -tomó un momento para ordenar sus pensamientos y después continuó.

-Como lo más probable es que llegamos a este barco en contra de nuestra voluntad, o que fuimos secuestradas de alguna forma, para algunos, si no es que todos, habrá sido una memoria traumática. -Quedó viendo la página del libro, que seguía sin saber ni siquiera de qué se trataba el libro que había estado observando.

Febe movió la cabeza motivando a que Temis continuara hablando.

-Las memorias más difíciles de olvidar están cargadas de emociones fuertes o de hábitos. Mi memoria de la playa debió de haber sido un recuerdo emocional fuerte, y en tu caso, como dije, un hábito. Si es que fuimos secuestradas, supongo que tendremos una memoria negativa emocional fuerte, y mi apuesta es que alguien lo podrá recordar pronto.

-Si es que no lo ha hecho ya. -Irene tomó una pausa. -Voy a ser muy honesta. Desde que llegué me he mantenido al margen, no he querido confiar en nadie, porque pensaba que algunos de nosotros eran o son cómplices de lo que sea que esté pasando en este barco. De hecho, creía que si alguien estaba involucrado con la situación serías tú.

Temis abrió los ojos desconcertada.

-Pero acabo de entender que estás igual que perdida que el resto.

- ¿Puedo preguntar porque llegaste a ambas conclusiones?

-Al inicio cuando todos despertamos, eras la más calmada, y fuiste una de las primeras en hablar. -explicó con ligereza.

-Sentí que si no decía algo el miedo de todos iba a empeorar y las personas se pondrían violentas... Bueno, más violentas de lo que se puso ese chico que jaló a Prometeo por el tobillo.

-Si, ahora lo entiendo. Pero tu calma me hizo dudar de ti.

-Entonces, ¿por qué cambiaste de opinión?

-Porque si realmente fueras parte de esto, no me habrías compartido esa información de la memoria.

Temis se quedó pensativa. -Si pensabas que era una cómplice en todo esto, ¿Por qué fuiste tan amable conmigo?

-Movió sus hombros con indiferencia. -Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos más cerca.

- ¿Quiero crees que entonces ahora no somos enemigas?

-Si es que fuéramos enemigas no te hubiera mencionado nada de lo que te acabo de mencionar.

Temis sonrió y suspiró con alivio.

- ¿Crees que esas chicas que estaban cruzando los brazos también piensen que soy algún tipo de cómplice?

-No, creo que solo están celosas.

Con los cachetes rosáceos inquirió. - ¿De qué?

-De la atención que ese musculoso chico pavo real te está dando.

Temis empezó a reír a carcajadas en una mezcla de nerviosismo, miedo, incredulidad y vergüenza.

Siguieron hablando de todo por la siguiente hora. Temis le contó lo que había pasado en la oscuridad con Eros, y a lo que él se refería él a la "tercera vez que pasaba en el día". Le contó lo de las monstruosas olas y de su desmayo. 

Experimento en Alta MarWhere stories live. Discover now