Capítulo tres

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Durante toda la semana Camilo se fijó apenas en sus clases, no se había encontrado con Appolo, lo que era un poco raro pues por ser su veterano, lo normal era que se vieran con mucha frecuencia, pero en esa semana no fue así. Por un lado, no verlo fue bueno, se volvería más fácil hablar con él. En esa semana, tampoco habló con Donnie, eso ya se había vuelto algo muy común, aunque fuera doloroso. Camilo decidió invitar a Appolo para el almuerzo, sería mejor que hablaran con más personas cerca, así el riesgo sería menor, o al menos eso esperaba.

– Entonces Cami, que querías hablar?- Preguntó al adentrarse a la habitación de Camilo. Appolo tampoco parecía contento con la situación, pero Camilo ya no veía verdad en su tristeza.

– De lo que pasó aquella noche… Y todo lo que ya ha pasado antes…- Dijo recostando su cuerpo en la estantería, que quedaba delante de la cama donde Appolo estaba sentado.

– Yo…Perdón Cami, de verdad… Yo no sé qué me pasa… A veces parece que pierdo completamente el control de mis propias voluntades…- Dijo escondiendo el rostro entre las manos.

– ¿Parece que pierdes? Yo sí te puedo decir que con toda certeza del mundo, sí pierdes el control…- Dijo mirando al mayor. La verdad era que le costaba bastante a Camilo hablar seriamente con Appolo, tenía demasiado miedo a sus reacciones.

– Perdón Cami, de verdad no es mi intención hacerte sentir mal…- Appolo se levantó y se acercó lentamente a Camilo que por instinto se alejó el tanto que pudo.- Por que estas huyendo de mi?- Preguntó intentando tomar la mano del menor, pero Camilo se alejó.

– No quiero que me toques…- Dijo un poco nervioso, intentando mantener la distancia andando por la habitación. "Vamos acabar con eso de una vez…"

– No quiero hacerte mal, te lo juro.- Appolo no dejaba de intentar acercarse y eso estaba desesperando demasiado a Camilo.

– Pero ya lo hiciste…- Se encogió de hombros.

– Yo no entiendo porque crees que querer hacerte mío, significa hacerte algo mal…- Dijo en un tono algo enojado.

– Porque nunca dejas de insistir, sabes muy bien que no quiero hacerlo, no ahora, pero aún así sigues a insistir.- Explicó, ahora se veía casi acorralado contra una pared, que quedaba cerca a la estantería. Appolo no dejaba de acercarse y el miedo tomaba a Camilo por completo, la mirada y la sonrisita en los labios del mayor era aterrador.

– Pero lo que TU no entiendes es que eres mi novio, deberías hacerlo, hace un año espero por eso, he respetado tu tiempo pero ya llego a mi límite…- Dijo tocando el brazo de Camilo con la punta de sus dedos, haciendo el menor encogerse. La voz de Appolo y su mirada ya bastante enojada, eran completamente diferentes de lo que Camilo conocía.

– P-pero yo…- Intentó hablar pero el mayor no lo dejó.

– No estás listo, eso ya lo sé… Me lo repites todas las veces.- Suspiró con rabia.- Sabes, te voy a contar algo…- Dijo ahora quedando frente a frente con Camilo, con las manos a cada lado del cuerpo del menor impidiéndole de huir.- Desde el primer momento que te vi en la uni, lo único que pienso es en cogerte… La manera que te vistes, como te portas… De verdad? Es increíblemente sexy…- Dijo casi pegando sus labios a los de Camilo, que tenía los ojos fuertemente cerrados, intentando no llorar, pero ya casi no tenía fuerzas.- Pero eres una putita muy difícil…- Le susurró al oído, en ese momento Camilo utilizó la fuerza que tenía para empujar el cuerpo de Appolo para lejos, pero no fue eso exactamente lo que pasó.- Hijo de puta!- Dijo Appolo tomando ambos brazos de Camilo y lo empujó con demasiada fuerza contra la estantería.

– Ah!- Con el impacto realmente fuerte se cayeron dos floreros que estaban ahí, ambos cayeron junto a Camilo en el piso. El menor golpeó el brazo en la esquina de la estantería causando un gran corte en su brazo y algunos cortes en sus manos por intentar apoyarse en el piso donde habían muchos trozos de vidrio.
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Al llegar a la casa de sus padres, Donnie extrañó que hubiera otro coche en frente a su casa y no era el de sus padres.

My Baby Boy...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora