Cap. 13 Robados

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Harry se desplomó en la silla atrás de él, la diosa Destino era una perra en verdad, ¿es que no iba a dejarle en paz nunca?

Nunca jamás se imaginó ni en sus más descabellados sueños, lo que los fundadores le habían dicho y por desgracia todo lo confirmaban, aunque su mente se negara a aceptar la realidad. Había mucho por hacer y poco tiempo, debían detener a Grindelwald, evitar el declive de la magia, ser el equilibrio de la misma, y criar a Thomas para evitar el futuro que habían tenido o uno peor.

Al menos, de las muchas cosas que no les había dicho Rowena, les había dado calma al hablarles del futuro de Thomas, tendría un buen futuro y una buena vida. Y aunque ambos odiaban la adivinación, estaban de acuerdo en que la fundadora le había dado buenas pruebas al respecto. Insistía Harry, tanto por hacer y poco tiempo.

Hermione había arrastrado a Thomas con ella a la biblioteca a estudiar, prepararse, los fundadores en un principio se habían querido negar a qué el niño participará, sabiendo lo que había pasado en el pasado de Harry y Hermione, pero el joven viajero había sido inflexible, o Thomas estaba dentro no habría trato alguno. Él sabía que dejarlo de lado, iba a ser dañino, el que lo hubiesen hecho con él en su propio pasado había sido parte fundamental de haber perdido a su querido padrino y se negaba a qué algo peor pudiera suceder con Thomas, pisaban hielo frágil y no se iba arriesgar a perder al principio del juego.

Rowena había explotado de frustración, Godric se había reído de la disyuntiva en la que estaban, Salazar miraba calculadoramente, buscando lo que se le escapaba del gran esquema de las cosas y Helga buscaba mediar entre Godric y Rowena; al final a pesar de su poder, experiencia y causantes en gran manera del cómo se habían desarrollado las cosas hasta ese punto, no eran más que recuadros pintados en una pared, y habían tenido que aceptar las condiciones de Harry.

Al parecer la magia había estado desequilibrándose poco a poco y en las condiciones en las que se encontraba actualmente debía ser corregida, sabiendo que algo así pasaría los fundadores se habían preparado para ello y una vez más Harry era convocado a ser el paladín que lucharía. No es que tuviera mucha opción, pero al menos esta vez era una situación informada en la que no estaba solo, tenía a Hermione, a sus abuelos y Thomas que ahora también era parte de ellos.

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No habían hecho mucho en esos meses, al menos no nada externo, pero si mucho trabajo interno, alistando Potter Manor y la casa de campo en Loch Black, regalo de bodas del padre de Dorea en su boda, estudiando, haciendo muchísimas pociones, algunas otras habían sido solicitadas a Septimus Prince, pocionista de la época; por lo que había deducido Harry ese era el abuelo de Snape, tenía una hija de unos seis-siete años de nombre Eileen.

Los elfos habían sido alertados de lo que se podría avecinar y habían sido instruidos, barreras anti-elfos, anti-magos, anti-creaturas, anti todo lo que ellos no permitieran expresamente entrar, por ahora el correo era lo único que funcionaba normal pero las protecciones ya estaban insertas en la piedra angular de protecciones de la Mansión.

Harry practicaba intensamente en la Sala de Entrenamiento de la Mansión, seguido casi al mismo nivel de intensidad por Hermione, ella jamás lo dejaría y eso implicaba estar preparada para que la preocupación del ojiverde no fuera más allá de la normal respecto a lo que venía.

Dorea y Charlus también habían desempolvado sus habilidades, ciertamente no se esperaba que fueran estar en el fregor de alguna batalla, pero era mejor prevenir que lamentar y estaban considerando la manera de abordar a algunos miembros de lejanos de la familia y amistades; después de todo si las cosas salían mal, al final no importaría el estatus de sangre, el dinero, porque todos terminarían muertos.

DÍAS DEL FUTURO PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora