— Carl... —el nombre de su hijo raspó su garganta, lo pronunció con tal dolor que me dio la impresión de que iba a derrumbarse— Todo fue por ti. Desde el principio, estando en Atlanta, en la granja... Todo lo que hacía era por ti. —mis nudillos acariciaron su mejilla, retirando una lágrima fugaz. Sus párpados cayeron ante mi contacto, y como si recibiera una brisa de pura paz, continuó hablando esta vez sin un nudo en la garganta— En la prisión era por ti, por Judith. Lo es y lo seguirá siendo, y nada, nada podrá cambiar eso. —prometió. 

— Quiero eso para ti, papá. —confesó con angustia— Quiero que te permitas ser feliz.

— Lo haré realidad. Te lo prometo, Carl, que lo haré realidad.

 Te lo prometo, Carl, que lo haré realidad

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Rick respiraba pausadamente. Su pecho golpeaba con cada inhalación mi espalda, mientras su brazo me apretaba el abdomen, no queriendo soltar lo único que conseguía mantenerlo cuerdo. Deslizaba la mano por el pelo de Carl, una y otra vez, en un movimiento casi automático.

— Gracias por enseñarme a usar un arco. —resoplé, no creyéndome que estuviera agradeciendo algo tan irrelevante. Hizo una mueca, entre divertido y resignado por mi gesto— ¿Le enseñarás también a mi hermana? Pienso que... se le dará mucho mejor que a mí.

Aguardó paciente por mi respuesta, y teniendo ambas manos sobre el brazo de su padre en mi cintura, terminé estirando una de ellas para alcanzar su mejilla. La acaricié, y al igual que con Rick retiré esas molestas lágrimas que le surcaban las mejillas.

— Lo haré. —aparté la mano, sin dejar de observar su rostro pálido y pegajoso por el sudor— Pero tú siempre serás mi aprendiz favorito.

Agachó la cabeza, ocultando una sonrisa triste.

— No... —dudó, y su atención se intercaló entre su padre y yo varias veces. Finalmente, se detuvo en mí— No pensé que podría... —relamió sus labios, y la sequedad de su lengua le raspó la piel. Suspiró, notando una presión en el pecho que solo tenía un significado, no podría soportar mucho más— Solamente... gracias por encontrarnos, por encontrar a mi padre cuando te necesitaba. —Rick presionó un poco más sus dedos contra mi abdomen, sin dejar de observar el perfil cada vez más desgastado de Carl— Él entonces no lo sabía. —dejó caer la cabeza contra el muro, fatigado por el simple hecho de respirar— Pero yo sí, estaba seguro.

— Carl. —se quebró Rick al verlo apagarse de aquel modo— Lo siento, lamento no haberte protegido. —apretó los labios, atascando en su garganta el picor del llanto— Como un padre debe proteger a sus hijos.

— No, solo debe quererlos. —respondió sincero, y su mano bajó a tientas hasta su cinturón. Rick lo detuvo de golpe, en un movimiento desesperado y brusco— Tengo que hacerlo. 

Su padre no aflojó en lo más mínimo el agarre en su muñeca.

— Thomas me dijo una vez... —el susurro de mi voz atrajo la mirada de ambos— Que únicamente alguien que te ama puede hacer algo así. —Rick soltó el brazo de Carl suavemente— Por eso tuve que ser yo quien... —respiré profundamente, recomponiendo mi dolor y su recuerdo— Carl. —sus inocentes ojos me encontraron, y vi miedo, a la par que un agradecimiento que no podía expresar con palabras— Te amo, ¿de acuerdo? —lloró, y asintiendo, terminó apartando la mano de la pistola. 

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora