chapter XXVII

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Gélido, rígido, y completamente inerte

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Gélido, rígido, y completamente inerte. Tenía los brazos envueltos en su cintura en un abrazo desesperado y, estando aún en el suelo, me pareció que su cuerpo era incluso más frío que las baldosas. Alcanzaba a sentir cada mirada clavada en mi nuca, todos aquellos ojos de extraños observándome con lástima. Me repugnó, me cabreó, pero estaba demasiado agotada para enfrentarlos. 

— Riley... —intentó hablar Rick por tercera vez— Va a convertirse en cualquier momento.

Gruñí con los dientes apretados, sin dedicarle ni una pequeña mirada. Mis ojos estaban fuertemente cerrados, si no lo veía, podía alargar un poco más aquello. 

Tan solo... necesito un poco más de tiempo.

Un minuto más, solo uno más.

Sin embargo, no se me concedió ni un segundo más. Hipé reteniendo las lágrimas cuando su cuerpo empezó a moverse ligeramente, como si intentara despertar de un sueño. 

Por un fugaz instante, menor incluso a un segundo, saboreé la ingenua esperanza de que estuviera vivo. Pude imaginarme como regresaba a mí, hundiéndome en su pecho mientras me palmeaba la espalda con amor, pude oír su voz llamándome, dedicándome una vez más la palabra hija.

— Riley. —soltó Rick en un tono más tosco.

— ¡Ya lo sé! —chillé encarándolo, y cuando aparté la vista de Thomas, este emitió un gruñido inhumano— Él... Está muerto. —y mientras me giraba nuevamente, mi mano ya sostenía un cuchillo— No soy estúpida.  —murmuré encontrando sus ojos blanquecinos y antes de que alcanzara a mostrarme sus dientes, clavé en su sien la hoja. — No te me acerques. —Rick retrocedió un paso deteniendo su intento por consolarme. No necesito palabras vacías, lo necesito a él— No va a volver. me dije buscando por los alrededores mis pertenencias. 

Cuando encontré mis armas, las coloqué en mi cuerpo de manera robótica. Alcanzaba a escuchar un leve murmullo lejano, supuse que sería Rick, intentando soltar alguna sandez sacada de algún absurdo libro de autoayuda y superación de mierda. 

Tristeza.

Injusticia.

Pura cólera. 

Voy a matarlos.

Y tomando por completo al grupo desprevenido, me lancé a paso rápido hacia la salida. Con fuego hirviéndome las entrañas, me choqué con el exterior y con la atroz imagen de la horda en las calles.

Desenfundé el machete causando un silbido, y di un paso fuera del porche. Uno, tras otro, hasta que me envolvieron. Entonces empecé a blandir el arma, de un lado para el otro, a la altura de sus cabezas. Las cortaba, las machacaba o las ensartaba, como si no fueran más que sacos de vísceras. Pronto la rabia llegó a más y empecé a gritar mientras las lágrimas seguían corriéndome sin descanso por las mejillas. Llegaron más atraídos por el ruido, pero me importaba una absoluta mierda. 

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅWhere stories live. Discover now