La puerta se abre y despacio y entran cuatro guardias con armas en mano, detrás de ellos hay una chica con una bata clínica, parece nerviosa por estar aquí dentro frente de mí, rodeada de armas, los guardias están vestidos con sus típicos trajes azules que le cubren toda la piel, solo puedo ver sus ojos, suelto un bufido de cansancio.

—La chica se acercará a ti y cortara la ropa que traes puesta— avisa uno de los guardias, pero al estar cubiertos por completo me es imposible saber quién habla— Ahora, quiero que levantes ambas manos por sobre la cabeza y la mantengas arriba hasta que ella termine, si haces un solo movimiento, tu cerebro terminara regado en todo el suelo— amenaza.

Sonrió ante la amenaza, obviamente los guardias no suelen ser los más inteligentes, por algo lo son, pero creo que su estupidez llega a niveles inimaginables, me acaba de amenazar como si no estuviera al tanto de que no pueden hacerme daño, o al menos matarme, así que dispararme a la cabeza o a algún lugar importante es imposible.

Sonrió desafiante ante el guardia, luego levanto las manos lentamente hasta hacer lo que dijo, miro a la chica que parece que se desmayara en cualquier momento, tiene unos rasgos lindos, como los ojos grandes marrones, o esa cabellera rubia que la hace mucho más exótica de lo que se da cuenta, creo que la única persona con el pelo rubio que he conocido es Paul.

La chica se acerca a pasos temblorosos, me hace gracia, parece una pequeña presa, frágil, aunque demasiado para mi gusto.

Con la tijera que trae en manos comienza a cortar la tela de la camiseta que traigo puesta, corta despacio y con manos temblorosas, su respiración es pesada, con la mano libre sostiene la tela de la camiseta, pero lo hace tan fuerte que la arruga haciendo más difícil la tarea de cortarla.

—Sabes que no como personas ¿verdad? — digo con un poco de chiste— soy una clase de monstruo pero no ese, no tienes que preocuparte porque te coma, al menos no ahora o frente a ellos, pero estando solos— expreso con una leve sonrisa.

Ella permanece en silencio cortando la tela casi al final, la tijera que tiene es pequeña, no tiene punta, estoy seguro que es más por mí que por ella.

—Podría ser entretenido, estoy seguro que no estas con un hombre como yo seguido— Digo tratando de persuadirla.

Si la tengo a ella lo más probable es que me pueda ayudar a salir de aquí, o al menos me proporcione información necesaria.

Ella se paraliza frente a mí y me mira fijamente a los ojos, sus manos se levantan, tiene las uñas largas, pasa un dedo por mi rostro mientras no deja de mirarme fijamente durante unos segundos eternos.

—Se que puedes ser muy persuasivo Alec, de eso no tengo duda— dice con voz firme dejando de temblar y dando una mirada que a mi parecer fue un poco sombría— y tienes razón nunca he estado con un hombre como tú, pero nunca estaría con un asesino, así que cierra la boca y no intentes persuadirme con tus tácticas mediocres— expresa.

Me percato que termino de cortar la camiseta que traía puesta dejándome solo en un bóxer negro pequeño un poco ajustado.

La miro sin saber que decir, aunque debí adivinar que ella estaba mintiendo, debí saberlo, su actitud no era como las de los demás, claro que estaría fingiendo.

—En verdad pensé que me caerías bien y nos podríamos conocer— digo con un falso tono de tristeza.

—Yo no— dice agachándose hasta estar a la altura de mi bóxer.

Toma el bóxer por el costado y lo corta en cuestión de segundos, sus manos no tiemblan, ahora se nota toda su determinación. Camina hasta el otro costado y lo corta dejándome totalmente desnudo frente a todos. Se levanta y sale de la habitación.

ADELE {Libro II  y III} ✔️Where stories live. Discover now