Capítulo 45

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Respiré profundamente al observar el edificio que se erguía ante mí. Antaño imponente, pero en esos momentos tan solo quedaba el recuerdo de lo que fue.

Las paredes estaban desgastadas por el paso de los años, la maleza cubría gran parte de la zona y a penas podías caminar sin chocar con un pedazo de los que habían caído de la fachada.

Aquel lugar se desmoronaba lenta e irremediablemente. 

Eché un último vistazo al mapa de zonas que había hecho en el departamento, asegurándome que fuera allí donde todas las pistas concluían. 

Al dar el primer paso para entrar en el recinto, sentí como mil recuerdos me invadían de golpe. No fue una sensación muy agradable.

Aquel lugar parecía estar desierto, abandonado de la mano de Dios. La única diferencia era que ya no quedaba nadie para recibirme allí. 

Al poco tiempo de salir del orfanato, denuncié ante la policía todos los tratos que recibían los niños que eran mandados allí. Presenté todas las pruebas que pude reunir, además de varios testigos más que corroboraron mi versión de los hechos. Desde ese momento se abrió una larga investigación, que concluyó varios años después, dictando sentencia para los responsables y los involucrados en el asunto. Esto hizo que cerraran el edificio y derivaran a los niños a otra institución donde sí recibirían el cuidado que se merecían.

Cumplí mi promesa, y estuve orgullosa de ello. 

«Los fantasmas del pasado no me pueden hacer daño nunca más» —recordé mientras caminaba por los conocidos pasillos, sin titubear ni trastabillar en ni uno solo de mis pasos. 

Aunque parecía no haber nadie en los alrededores, sabía que no estaba sola. Una sombra seguía cada uno de mis movimientos, sin perder detalle.

Frené en seco y miré hacia atrás cuando llegué a la gran sala común. 

—¿Observar desde las sombras es manera de recibir a una invitada?

Una risa grave sonó por toda la sala, la puerta se cerró y solo por las ventanas entraba algo de claridad que me permitía discernir algo en la penumbra. 

—Así que me has encontrado, ¿eh? He de decir que esperaba que lo hicieras antes. No he sido muy cuidadoso con las pistas que he dejado.

—Te has buscado un buen escondite —lo vi salir a la luz, mirándome con expresión de suficiencia. 

—Ah, sí. Supuse que te agradaría volver a tus orígenes —habló con sorna. No dije nada y tan solo lo observé cuidadosamente. Su aura era distinta, lo podía sentir. Era como si tuviera más fuerza que en el último encuentro que tuvimos.

—¿Por qué estás tan interesado en quitarme mi magia? —pregunté sin rodeos, cansada de su actitud.

—No tan rápido, aquí las preguntas las hago yo mientras los invitados se sientan a escuchar —con un movimiento de su mano acercó una silla por detrás de mí y antes de que me diera cuenta, tenía las manos y los pies atados. Intenté soltarme pero las cuerdas mágicas anulaban cualquier movimiento que pudiera hacer en su contra. 

—No lo intentes, es inútil. Por más que quieras, de esta no te salvas —dijo mientras rondaba a mi alrededor. Como los buitres rondan la carroña—. Lo que quiero de ti, Avril, es muy sencillo. Me interesa el poder que puedas otorgarme. Fíjate, no es suficiente tomar el poder y magia a los hechiceros que he encontrado a lo largo de todo este tiempo. Necesito más. 

—¿Para ser el nuevo Hechicero Supremo? —me burlé.

—No, mis planes son mucho más ambiciosos —se alejó de mí para acercarse a la ventana y observar el exterior—. Necesito una gran fuente de poder para extraer toda la energía que contiene nuestro planeta. Como sabrás, el universo está compuesto por materias infinitas y otras cosas que aún desconocemos. Pero su mayor fuente es la energía que almacena. La que nos da poder. Un poder que nosotros los simples mortales no podemos controlar. Seres como Dormammu ya son otra historia.

No me gustaba para nada por donde estaba yendo el rumbo de la historia que me contaba.

—Entonces, para evitar que cause más engaños, desilusión y desgracias, voy a erradicar la energía de este universo —giró a mí para mostrar una sonrisa orgullosa.

Yo lo miré como si estuviese viendo a un loco recién salido del sanatorio.

—¿Acaso sabes lo que dices?

—La que no entiende eres tú. Has sido manipulada por Strange, tal y como la Anciana me manipuló a mí. Aún estás a tiempo de cambiar de postura. Ayúdame a librar este mundo de esta pesada y mortal carga, que a la larga será perjudicial para todos nosotros —gesticulaba con las manos apresuradamente, para intentar hacerme entender su loco razonamiento.

—Creo que el manipulador es otro —dije con desconfianza.

—Bien... Si no es por las buenas... Será por las malas —de repente me sentí ligera y vi mi oportunidad para lanzarme contra él, en un intento de movilizarlo. Moví ambas manos para encerrarlo, pero lo vio venir y lo esquivó sin muchos problemas. Di varias vueltas hacia atrás para esquivar sus ataques, cayendo de pie.

—Primero muerta antes que ayudarte en algo que condenará al universo entero —desplegué una cuerda y la estampé en el suelo, creando un látigo. 

Lo que pretendía era acabar con la magia que estabiliza nuestro universo, lo que podría causar una gran incursión y dejarnos desprotegidos. O en el peor de los casos, nuestra dimensión podría llegar a desaparecer. No lo podía permitir. 

Ataqué sus pies, que era su punto fuerte. Le quité una de sus botas, dejándolo sin su mayor punto de energía. Esto lo desestabilizó, quedando perplejo por unos cortos momentos. Usando la fuerza opuesta, estiré para atraerlo y darle un codazo en la cara, para luego un rodillazo en el estómago. Este quedó arrodillado por un momento, pero no le dejé incorporarse cuando lo inmovilicé tirándolo al suelo. 

—El Consejo decidirá que hace contigo, Mordo. Pero no te saldrás con la tuya —lo até para que no tuviera movilidad en las manos ni en las piernas. Me levanté para encararlo, mirándome desde abajo como podía.

Respiraba agitadamente, giró su cabeza hacia abajo y, de repente, empezó a reír. Fruncí el ceño, sin saber por qué lo hacía.

—¿De verdad crees que sería tan fácil?

«¿Qué?»

—No he esperado este momento por casi un año para dejar que una principiante me muela a golpes tan fácilmente —su mirada me dio escalofríos. Me hizo sentir vulnerable. Como si estuviera justo donde él me quería tener.

Miré con horror como desaparecía delante de mí. Dejando solo polvo a su alrededor. 

—Esto solo acaba de comenzar —susurró cerca de mi oído.

Ni siquiera tuve tiempo de gritar cuando sentí que me desvanecía y todo a mi alrededor se volvía oscuro como una noche sin Luna. 

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||Där berättelser lever. Upptäck nu