No recordaba nada de la noche anterior, fue bastante raro porque no recuerdo haber tomado, solo estuve comiendo helado con Senju.
Así que llegué a pensar que ella me había drogado.
Pero cuando la vi en clases, luchando por mantenerse despierta y caminando a duras penas tomando el brazo de Wen, mis dudas se esfumaron, ella estaba peor que yo, parecía vampiro, no quería estar a la luz del sol.
Creo que la escuché decir como treinta veces que odiaba el sol.
Pero hoy, quería verte, Manjirō, te buscaba con la mirada a donde quiera que fuera, y nunca te encontraba.
───Hola, Aria.
En cierto momento, Te acercaste a mi.
───Holaaa.
Y no sé porqué, pero desde esa vez, no volviste a alejarte de mi.
───¿Sabes lo que hiciste ayer? O debo decir, lo que me hiciste.
Estabas demasiado cerca de mi, obviamente iba a estar nerviosa desviando mi mirada a otro lugar o cosa.
───Ehh...
───Mírame, Aria.
Su voz autoritaria me hizo saltar internamente, no sabía que encontraría eso tan atractivo de su parte, el que fuese así, tal vez sea fetichista y recién lo haya descubierto.
───No lo sé, no recuerdo nada.
───Senju y tú, se emborracharon, sin darse cuenta... Porque el helado tenía alcohol.
Me puse a pensar demasiadas cosas, pensé que te había confesado mi amor, o que te había besado o que te había abrazado, me estaba muriendo de nervios.
───Cuando iba a dejarte a tu casa, vomitaste, pero no a la nada, sino a mi.
A la final, terminé muriendo de vergüenza, lograste tu cometido de verme avergonzada, ya que pude darme cuenta que mantenías una sonrisa traicionera mientras veías como me ocultaba en mis brazos fingiendo que dormiría.
Que malo eres, Manjirō.
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