Capítulo 2

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Faith

Miré mi reflejo una vez más, vestía un traje de sastre completamente de negro y un corsé que le daba un toque más fresco y sensual. Mi cabello negro lo até en un perfecto moño, mis labios los pinté de rojo para darle algo de contraste.

Era consciente de mi atractivo que hacía flaquear a muchas mujeres inseguras, se volvían locas tratando de alejar a sus maridos, quienes no disimulaban al verme. Solía sonreírles a quienes me gustaban pero jamás me involucraba con ellos, era odioso tener que lidiar con una mujer engañada.

Llegué a la oficina justo media hora antes como la señorita Smith me había dicho, esta ya me estaba esperando dándome las indicaciones de tener el café y la agenda lista, estaba a unos minutos de llegar. Era inevitable no sentir las manos sudorosas, necesitaba conseguir este empleo.

—Ya llegó —avisó la antigua secretaria, me puse en pie y simulé una sonrisa cuando el hombre entró, mis piernas casi flaquearon al ver a semejante espécimen a unos pasos de mi. El señor McConnell era un hombre demasiado atractivo, alto y de cuerpo fornido, blanco y de ojos azules, labios delgados y...

—Buenos días, señor McConnell —saludó la mujer a mi lado, él a penas y contestó pasando directamente a su oficina sin detenerse a siquiera mirarnos.

—Concéntrate —me regañó haciendo un gesto con la cabeza para que la siguiera y entráramos a la oficina. Él ya se encontraba sentado en la silla atrás del imponente escritorio de madera con su vista en el computador.

—Su café, señor —me acerqué al escritorio poniendo la taza a su lado.

—¿Y tú eres...? —apartó la mirada del computador para ponerla sobre mí, no sabía ni cómo pararme lo único que atiné a hacer fue sostenerle la mirada. Abrí la boca para responderle pero mi compañera se adelantó

—Es la señorita Petterson, su nueva asistente.

Asintió sin dejar de mirarme poniéndome nerviosa, recibí un leve codeo de la señorita Smith para que leyera la agenda. Procedí a leerla teniendo la completa atención de mi jefe, quien me ordenó cambiar algunas reuniones y cancelar una conferencia.

—La próxima semana viajaremos a Washington, supongo que la señorita Smith ya le explicó sobre cómo funciona este cargo, su disponibilidad de viaje tiene que ser 24/7.

—Si, señor.

—Bien. Retírense

Me di la vuelta aún sintiendo la mirada de ese hombre sobre mi, cerré la puerta y me apresuré a llegar al escritorio para hacer los cambios demandados.

—No me has explicado lo del hospedaje

—El señor McConnell es dueño de un lujoso hotel, suele hospedarse siempre en la suite presidencial y otorgarte una habitación normal. Tienes que avisar con antelación para que preparen todo, el señor es muy perfeccionista y exigente, como ya te lo había mencionado. Procura no equivocarte sino quieres recibir un regaño de su parte, créeme son terribles y te hace sentir como si no valieras nada.

Hice una mueca y asentí, hasta el momento no se había portado mal, no parecía muy diferente a mis antiguos jefes y sabía cómo manejarlo. Las instrucciones de Smith me ayudaron a comprender cómo le gustaban la cosas, trataba siempre de memorizarlo pero por si me fallaba decidí apuntar todo, cada detalle del que me hacía saber.

—En está libreta están todos las fechas importantes, suele olvidarlas y para eso tienes que recordárselo, el aniversario con su esposa se acerca, suele enviarle un ramo de margaritas y llevarla a cenar a este restaurante —me señaló el nombre en la libreta —tú tienes que hacer la reservación con anticipación y hacer que todo sea perfecto ese día.

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