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oral
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dejó soltar la mancuerna y levantó su rostro lentamente hacia el frente, una gota de sudor recorriendo su sien hasta el piso suave.

su mirada recorrió todo el cuerpo enfrente suyo, recostado bocarriba con las piernas haciendo presión para elevar la plataforma, sus músculos del muslo marcando cada parte de su blanca piel, esos shorts elevados apretando el bulto de su entrepierna.

mierda, minho.

soltó un quejido y se levantó de la banca sobre donde estaba, estiró un poco y caminó hacia el menor ejercitándose. pasó de lado mostrando desinterés y pudo notar que tenía cincuenta kilos cargados, de un solo lado.

joder, acarició su cuello tenso y tomó un poco de agua mientras que no pudo quitarle la vista desde su lugar. minho de verdad se esforzaba por mantener trabajadas esas piernas.

se veía duro, comprometido, demasiado caliente cuando tiene fijo un objetivo.

chasqueó la lengua y desvió su mirar, no debería de ver tanto a su compañero de banda. no de esa manera.

mejor pensó en ir a las caminadoras, podría ponerse de nuevo los audífonos y no escuchar los quejidos de minho que su puta mente sucia las podría confundir con algo más.

dejó su bote de agua y caminó decisivo hacia otra área, debía tener una pésima buena suerte como para, de todos los días, justo hoy nadie viniera al gimnasio de la empresa.

no era tan tarde, alrededor de las diez u once de la noche; pero aun así, al parecer minho no tenía mejores planes que adherirse a los suyos.

se subió al tapete de la máquina y antes de encenderla, buscó entre sus pants sus audífonos. primero sacó su celular y lo dejó en el área donde se dejaba la botella del agua y por más que intentaba y buscaba entre lo más profundo, sus audífonos no aparecían.

—chan, ¿los buscas? —su voz favorita, y conocida, se escuchó a sus espaldas; volteando su cabeza, min estaba con una toalla descansando en su hombro derecho, medio sudado y en su mano extendida los audífonos decorados de chris.

—claro, gracias min —chris los tomó y ahora encendiendo su celular para conectar rápido y poner una música cualquiera, unos ruidos a su lado lo distrajeron.

—también te acompañaré a correr, un día tenemos que salir a la ciudad a hacerlo, ya me aburre que solo tengamos esta vista —minho sonaba tranquilo, subiéndose a la caminadora alado y encendiéndola al instante, subiendo la velocidad a una moderada.

—claro, claro... —dejó los audífonos y se resignó a escuchar la pobre música que el gimnasio por ambientación colocaba de forma baja por respeto a min, tal vez el menor quería hablar mientras.

se dedicó a trotar, mientras que en el reflejo del gran ventanal enfrente suyo estaba minho ya corriendo con toda su fuerza y sudoroso; él se veía cómodo alrededor suyo y a christopher le causaba escalofríos la confianza que minho le tenía.

claro, porque a minho no le atraía chris. 

christopher cada que estaba alrededor del castaño se comportaba como cualquier tonto hombre enamorado, torpe, embarazoso, y muy muy tímido; él no tenía récord de cuándo empezó así, porque recordaba antes tratar a min como a cualquier otro de los chicos,

¿por qué empezó a ser tan especial?

—oh chan, se me ha olvidado decirte; se me ha antojado después comer ramen y pedí para los dos, uno con picante y el otro sin. me tomé la libertad de elegir jugo de piña porque últimamente lo has estado tomando y pues puede que tomar un poco no me haga daño, ¿te parece bien que comamos en tu estudio? ¿o querrías hacerlo en la sala de prácticas para no apestarlo? —minho bajó un poco de velocidad hasta solo caminar para poder tomar un poco de aire y voltearse a hablarle.

𔓕 placebo, minchan.Where stories live. Discover now