¡Te encontré!

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— ¡Oh! ¡Carlin! ¡Ahí estás! — exclamó Úrsula.

— ¡Oh, qué sorpresa! ¡Hola Úrsula! ¿Cómo estás? — contestó Carlin mientras la invitaba a sentarse. — ¡Branwen! ¡Qué alegría verte!

A continuación, Carlin y Branwen se abrazaron.

— Carlin, estuve buscándote por todas partes, ¿sabes qué trampa hizo...? — dijo Úrsula, pero bajó la voz al final recordando que es mejor que nadie más sepa de ese conflicto. — ¿Puedo hablar a solas un momento contigo?

— Por supuesto, vamos a mi habitación. — contestó Carlin — ¡Finn, Branwen, vuelvo en un momento!

— Ok. — dijeron Branwen y Finn.

A continuación, subieron las escaleras para llegar a la habitación de Carlin.

La habitación también era muy linda: tenía el piso todo cubierto con una alfombra suave, color verde oliva apagado, dos ventanas llenas de macetas y una cama al lado de cada ventana (también era la habitación de Branwen).

— Vas a hablarme sobre Arnold ¿no? — susurró Carlin.

— Sip — contestó Úrsula — necesito que vengas conmigo y que me ayudes a devolverlo a su época.

— Ahh... Ok. Como esta es una situación de emergencia, preferiría que nos teletransportemos ¿te parece bien?

— Sí, no desperdiciemos tus boletos de tren.

— Ok, vamos.

A continuación, se teletransportaron y se dirigieron a donde estaba Arnold, congelado.

— Misión cumplida. - dijo Carlin cuando llegaron.

Tomaron los hechizos de Sarah y comenzaron a seguir sus indicaciones para solucionar el problema.

¡Misión cumplida!

Devolvieron a Arnold a su época, eliminaron del historial temporal esas acciones y tomaron pócimas de olvido.

Después de todo eso, se dirigieron a la casa de los tíos de Carlin y allí pasaron el fin de semana.

Carlin, la magia y el tiempo - 𝙹𝚞𝚕𝚒𝚊 𝙻𝚊𝚙𝚒𝚗Where stories live. Discover now