Alexander

Lucas me dio un informe semanal de cosas de la empresa como siempre lo hace y lo estaba revisando hasta que escuché en portazo en el segundo piso que fue difícil de ignorar ya que mi hijo mayor bajó molesto con la camiseta mojada y salió al patio.

—Hey Milan, ¿pasó algo? —me ignoró completamente y corrió—. Milan te estoy hablando jovencito.

Lo seguí un poco confundido por su actitud y lo vi lanzarse a la piscina de la nada. Me enojé de inmediato, se podría resfriar con el frio que hace hoy y ni lo piensa por hacer las cosas apresurado. Ya pasamos malas experiencias en el médico y tendrá más la semana que viene así que me quiero ahorrar otra visita.

— ¿Qué está pasado aquí? —llegué a la orilla y el nadó—. Ultima vez que te pregunto jovencito o te sacaré de ahí a nalgadas por tu actitud.

— ¡Nada, quiero estar solo, déjame!

— Basta ¿eh? No permitiré que me hables así —me miró con los ojos rojos y se hundió en lo más profundo—. Te sales de ahí ahora mismo Milan, no es la hora ni el día para bañarse en la piscina.

— ¿Tan difícil es entender que necesito mi espacio? —reclamó furioso.

— No sé qué problema habrás tenido, pero no te dejaré que cojas un resfriado, salte inmediatamente —dije con un tono bastante autoritario porque mi escasa paciencia disminuyó.

— ¡Vete! —se alejó y respiré profundamente para ir a sacarlo.

— Señor, el joven Miles está forcejeando con los guardias en la entrada porque quiere salir, venia solo para notificarle de lo que está sucediendo. Y los medios han sacado nuevos rumores.

Suspiré un poco agotado y asentí.

— Gracias Lucas, dile por favor a los guardias que entren a Miles porque no tiene permitido salir y que se calme o iré a hablar con él.

— ¿Necesita ayuda?

— No Lucas, pero gracias —me volví para ver a Milan y este seguía nadando como si nada ignorando por completo mis advertencias—. Contaré hasta tres.

— ¡Uno, dos, tres! ¡Te los ahorré!

Que difícil es tener hijos, Dios. Sobre todo, si son dos y se les ocurre hacer berrinches al mismo tiempo, no tengo idea de la razón que es lo peor. Le daré unas buenas nalgadas al mayor para que se le quite lo irresponsable y contestador lo cual me sorprende de él ya que jamás se dirigía hacia mi de esa manera. Tiene confianza lo cual es bueno, pero no se justifica. En cuanto al menor no es novedad que haga esas escenas cuando sabe que está castigado.

— Fue suficiente, se acabaron las oportunidades Milan —rodó los ojos y se iba de un lado a otro con tal de que no lo sacara, pero lo que si le sorprendió fue que me quitara los zapatos para entrar a buscarlo—. En el momento que yo mismo te saque de ahí tendremos una charla por desobediente.

— No te atreverías...

— ¿No? —entré a la piscina y su cara cambió completamente.

— ¡No es tan difícil entender que quiero estar solo, joder! —chilló cuando lo alcancé y lo llevé nadando hacia afuera.

Lo primero que hice al salir fue darle cinco nalgadas que lo hicieron brincar.

PLAS PLAS PLAS PLAS

Claramente con la ropa mojada le iban a doler más y enseguida se colocó a lloriquear. Le entregué una toalla y saqué una para mí. En ese mismo instante Miles salió furioso y me gritó de la nada.

Aventuras de un herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora