Sus ojos cristalizados se encontraron con los míos, una lágrima rodó por mi mejilla, Jimin pasó su pulgar por esta limpiando la lágrima que había caído. Los dos sonreímos y terminamos riendo por todo lo que estaba pasado, aunque no era un momento de risa, no pudimos evitar hacerlo. Sparks de Coldplay sonaba de fondo, amaba esa canción, la lluvia aún no se había detenido, pero nuestra tristeza empezaba a desaparecer.

— ¿Lo prometes? — pregunté levantando mi meñique. Él lo miró, me miró y levantó el suyo entrelazándolo con el mío.

— Lo prometo.

— No, así no. Di: "Prometo que no le daré mente a esos comentarios negativos y seguiré siendo lo mejor para army, seres queridos y conocidos."

Jimin volvió a reír. - Está bien. Prometo que no le daré mente a esos comentarios negativos y seguiré siendo lo mejor para army, seres queridos y conocidos. ¿Está bien así? - sus ojos volvieron a brillar como hace unos minutos atrás, sonreí al verlo más contento.

Lo tomé de la mano sin dejar de mirarlo. — Vamos por la cena, de seguro ya hasta se enfrió.

— Es muy probable, sí.

El tiempo había pasado rápido, ya eran las nueve con treinta y cinco minutos, la lluvia aún seguía cayendo, pero no tanto como al principio. Jimin y yo estábamos en la sala viendo una película de comedia.

— Jajaja, no entiendo cómo no pasó por su mente que eso estaba ahí.

— Él lo sabía solo que como es actuación tiene que fingir que no sabía que estaba, de eso se trata. - le contesté señalando la televisión.

— Bueno sí.

Estaba tan concentrada en la película que no había notado hasta unos minutos después que Jimin me estaba observando. Noté que lo hacía cuando sentí la presión de sus ojos sobre mí.

Giré mi cabeza para encontrarme con su mirada, él estaba sonriendo cuando lo miré — ¿Sucede algo? — le pregunté curiosa.

Él movió su cabeza de un lado a otro indicándome que no.

— No, es solo que te ves muy linda cuando estás concentrada en algo. ¿Así de bonita te veías la primera vez que nos presentamos? no dejabas de mirarme. — sonrió leve. — Te veías tan tierna ese día.
Me acomodé sobre el mueble para tenerlo de frente.

— ¿Qué puedo decir? Así soy yo, algo distraída pero también con buenos gustos.

— Si, definitivamente tienes buenos gustos, te vistes de muchas maneras y estilos y cada uno queda tan bien contigo. Es increíble.

— Al principio forzaba mi imagen, intenté muchas cosas para verme bien y agradarle a los demás, pero luego me di cuenta de que no necesito tratar de forzarme para tener que agradarle a alguien más cuando a quien debería de agradarle es a mi propio yo, a mí misma. Así que decidí que era hora de cambiar y así lo hice, empecé a conocerme, a saber, cuáles eran mis gustos, las cosas que no me gustaban, lo que me quedaba bien y lo que sentía que me hacía mal, y así es como he estado creando lo que soy hoy en día. — confesé.

— De verdad que eres una persona increíble. Quisiera ser como tú.

— No, yo quiero ser como tú, tú eres fuerte y lo demuestras siempre, yo solo finjo serlo, tú eres perfeccionista y yo apenas aprendo las cosas después de fracaso e intentos. Tú eres admirable y yo solo soy yo. Muchas personas al igual que yo quisieran ser como tú, tú haces brillar las estrellas con esa sonrisa que te apena a veces, lo que no sabes es que es tan perfecta que muchas personas quisieran quedarse con ella.

Melodías del corazón || PJM Where stories live. Discover now