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Transcripción:
Pamela Collins:
Como habrás escuchado, me han echado de casa en consecuencia al desastre (cuyo término le queda corto) que provocó la fiesta del sábado. Mi madre está muy decepcionada, lo cual no es una novedad. Pero ni ella ni mi padre quieren saber de mí por el momento. Sé que es serio porque les han escrito a mis primos en Nuevo México que ya no iré con ellos a trabajar en lo que me gradúe. Alejandro hizo lo posible por hacerles cambiar de opinión, pero no le permití meterse más de la cuenta. Tal vez después de tantos problemas que he causado en casa sí merezco todo esto.
Me dejaron por mi cuenta, solo. Apenas alcancé a meter unas cuantas prendas la maleta, pero la familia del chino me recibió en su casa y no podría estar más a gusto y agradecido con ellos. Sin embargo, debo moverme y conseguir un empleo tan pronto como pueda para buscar un alquiler. ¿Podrías hablar con Arabella y averiguar si tienen vacantes en el Ed Debevic's? Sea cual sea el cargo, lo tomaré. Dicen que allí pagan relativamente bien.
Quería decirte también que lo del sábado entre nosotros significó mucho para mí. Te escribo en parte porque no quiero que pienses que estoy huyendo de ti después de lo que hicimos. De igual forma, sé que el chisme de que me echaron no tardará en regarse. Quiero quedarme con ese único recuerdo de esa noche; el de nosotros. El resto fue una catástrofe para mí.
Lamento mucho no poder estar a tu lado estos días, y no puedo hacer más más sincerarme contigo. Pamela, no puedo con la vergüenza. No quiero que vuelvan a burlarse de mí como en los años anteriores, pero esta vez porque me dejaron en la calle. Ya mi hermano no estará allí para defenderme, y no quiero que mis amigos se metan en líos. Creo que tengo un serio problema con pedir y aceptar ayuda.
Más allá de las desgracias, quiero saber de ti. ¿Llegaste bien a tu casa el domingo? Cuéntame qué has hecho, te he extrañado desde entonces.
Te quiere, Víctor.
Posdata:
Muchas gracias por cuidar de Itzel. Eres una dulzura.
