0; 𝐳𝐞𝐫𝐨.

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—— Arder ——

La cabeza de Bliss dolía al punto de hacer que su visión se volviera borrosa, que el más mínimo destello de luz le molestara y que las náuseas estuvieran muy presentes.

No reconocía el lugar en dónde estaba, tampoco recordaba demasiado sobre cómo había llegado a esto. Pero si recordaba los detalles principales.

La confesión de sus sentimientos, el cómo no obtuvo respuesta y por supuesto... él.

—¿Qué quieres de mí? —pregunto con la voz seca. La garganta le dolía y hacía que cada palabra saliera dolorosamente.

El hombre frente a ella no le contesto, solo se inclinó para verla más de cerca con una leve sonrisa en su cara.

Bliss trato nuevamente de liberar sus manos pero se encontraba tan débil que el más mínimo esfuerzo hacía que todo su cuerpo doliera como el infierno.

—Sigue tratando de librarte. —hablo por primera vez el hombre frente a ella. —mientras más débil estes... será mejor para mí.

El hombre se levantó y camino unos cuantos pasos lejos de la chica. La habitación era oscura y Bliss podía sentir lo frío que estaba.

—¿Qué demonios quieres de mí? —volvió a preguntar con más fuerza esta vez.

—¿De ti? Absolutamente nada —respondió finalmente.—pero de tu pequeño novio...

Bliss sabía exactamente de quien hablaba incluso aunque no fuera verdad.

Bliss soltó una risa carente de humor pero con demasiado dolor emocional detrás. —Te equivocaste de chica. No soy Elena. No soy lo suficientemente importante para que él venga a mi rescate.

—No hay necesidad de llorar, pequeña. —se burló el hombre. —no creo que haya algo que te haga más daño que su rechazo.

—Púdrete.—respondió Bliss con veneno saliendo de su boca. —Estoy diciendo la verdad.

El hombre saco su teléfono del bolsillo y le mostró un video a la chica. En el se encontraba nada más y nada menos que Stefan Salvatore respondiendo una llamada telefónica.

De un momento a otro el rompe su celular en varios pedazos y sale a velocidad sobrehumana del lugar.

—Ese fue el momento exacto en el que le dije que te tenía en mi posesión. —el hombre volvió a sonreí. —créeme... le importas más de lo que crees. Y hago esto por ti.

Y simplemente así, Bliss supo que tal vez y solo tal vez... Stefan podía llegar a sentir lo mismo por ella.

Y esa pequeña gota de esperanza... era más que suficiente.


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Esto es solo una pequeña "introducción" por así decirlo, algo corto pero preciso.

Espero disfruten mucho esta historia.

-Vee.

𝐅𝐢𝐫𝐞. - Stefan SalvatoreМесто, где живут истории. Откройте их для себя