Capítulo XX. Meeting.

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My mother said I'm too romantic
[Mi madre dijo que soy demasiado romántico.]
She said, "You're dancing in the movies"
[Ella dijo: "Estás bailando en las películas"]
I almost started to believe her
[Casi empiezo a creerla]

Then I saw you and I knew
[Entonces te vi y supe]
Maybe it's 'cause I got a little bit older
[Tal vez sea porque me hice un poco mayor]
Maybe it's all that I've been through
[Tal vez es todo lo que he pasado]

I'd like to think it's how you lean on my shoulder
[Me gustaría pensar que es como te apoyas en mi hombro]
And how I see myself with you
[Y como me veo contigo]

And look in my eyes
[Y mírame a los ojos]
You are perfection, my only direction
[Eres la perfección, mi única dirección]

I don't say a word
[No digo una palabra]

And look in my eyes
[Y mírame a los ojos]
You are perfection, my only direction
[Eres la perfección, mi única dirección]
It's fire on fire, oh
[Es fuego en llamas, oh]

Sam Smith — Fire on fire.





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Nam WooHyun era un hombre de rutina.

Tener horarios y actividades bien establecidas, le proporcionaban una gratificante sensación de seguridad y control, las mismas que había perdido tras la muerte de sus padres cuando era tan sólo un joven completamente inexperto de la vida.

Por ello, usualmente, cuándo el pequeño cartel de «abierto» cambiaba y las persianas se bajaban, WooHyun se preparaba una taza de café bien caliente, tomaba asiento en su mesa favorita, -la que se ubicaba frente a la entrada, a las puertas de cristal-, y miraba a los transeúntes caminar por la calle o pasar sobre la acera hasta que se bebía la última gota de líquido caliente, y solo entonces, se disponía a ir a casa.

O mejor dicho a su departamento, el cual estaba ubicado en el quinto piso de un pequeño edificio, a no más quince minutos de camino, en bus. Hacia el norte. Sin embargo, esa noche cuando se disponía a cumplir su rutina preestablecida desde la apertura del café, el sonido suave y bajo de una guitarra, proveniente del segundo piso llamo su atención.

—¿Siguen aquí?— murmuró para sí mismo e inevitablemente, -olvidando que por completo que había visto a TaeMin marcharse hacía un par de horas atrás-, reviso la hora echándole un vistazo rápido al reloj que colgaba en lo alto, en el muro del área de recepción, justo por encima de la caja registradora.

Pasaba ya bastante de la hora en que iniciaba el toque de queda de los dormitorios. Suspiró y suponiendo que finalmente, había ocurrido lo inevitable, se levantó y se dispuso a preparar dos vasos grandes de café para sus inesperados huéspedes.

Ya les había divertido un montón de veces a ambos chicos, que tuvieran cuidado porque tarde o temprano, terminarían quedándose fuera del dormitorio si seguían entreteniéndose de más en lo que hacían ahí arriba.

Por suerte, siendo viernes y con la semana de exámenes a tan sólo dos días de iniciar, ninguno de los dos tenía que preocuparse por alistarse e ir a clases a primera hora de la mañana. Además, de que JongHyun había seguido su consejo de colocar por lo menos un futón, para posibles casos extraordinarios como ese, con lo cual mínimamente tener asegurado un sitio cómodo para dormir en el estudio.

Idea que había tenido poco después de aquella noche en el músico le pidiera el favor de dejarlo quedarse en la cafetería, cuando KiBum se había excedido de copas hacía meses atrás, en la fiesta de bienvenida de la universidad. Era bastante sorprendente si se detenía a pensar, cuanto tiempo había pasado ya desde esa noche, y la cantidad de cosas que habían ocurrido desde entonces.

Stay With Me [JongTae] Where stories live. Discover now