Capítulo 1

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Eran las nueve de la noche de el sábado y DongMin no podía creer que aún seguía en la oficina. Estaba agotado, y encima el tacaño de su jefe no le pagaba las horas extras que realizaba. Ya estaba arto de toda esa rutina. Despertaste temprano para llegar primero que los otros y limpiar un poco para recibir mérito, realizar los trabajos de los otros cuando le rogaban que los cubriera.

Era un ingenuo estúpido.

Pero él es de el tipo de persona que no puede decirle que no a la gente.

Por eso se aprovechan de él.

Tenía veintidós años y en vez de estar con sus amigos disfrutando de su juventud, estaba encerrado en una oficina, no salía de su casa y encima las tareas de la universidad lo consumían.

No era que tampoco le importaba mucho hacer vida social, después de todo, también le gustaba la tranquilidad. Aquellos tiempos de calidad contigo mismo donde te consientes con las películas y comidas que más amas.

— DongMin ¿Qué haces aquí todavía? —Preguntó Hye Sun, la secretaria. Él la miró y se quitó los lentes para frotarse los ojos.

—El jefe me ordenó que tuviera listo los últimos detalles de la gráfica para mañana temprano. Y... No sabes lo exhausto que estoy —Dijo con la voz cansada, hasta se notaban leves ojeras en su rostro.

¿Dormir 8 horas? Pfff... Eso es para simples mortales, él con sólo 2 horas de sueño está fresco como desierto.

—Pero ya pasó tu hora de trabajo. No puedes seguir quedándote a conveniencia de el jefe, él te esta explotando.

—No tengo opción, sabes muy bien que necesito el trabajo — Se colocó los lentes y se dispuso a seguir trabajando. Ella resopló negando y se marchó, dejándolo completamente solo.

Media hora después le dolían los ojos, la espalda, los pies, todo... Por suerte ya había terminado, así que recogió sus cosas y se marchó cerrando su oficina. Se despidió de el guardia de seguridad, de el portero y se subió en su auto. Ese día más que ninguno sentía que en cualquier momento colapsara.

Pasó por varias discotecas que estaba minadas de personas. Bailando, riendo y divirtiéndose sin preocupaciones. Sintió tanto celos. Y más de sólo ver un montón de parejas. Tantos omegas con sus alfas, y él, pues... Sólo lo esperaba su gato en casa.

Su primer novio lo tuvo a los quince años, y aprendió duramente a no confiar. En esa relación había sido maltrato física y psicológicamente. Así que tuvo miedo después de ello.

Aunque estaba abierto a el amor, habían muchos alfas que lo encontraba aburrido, así que preferían irse por otro tipo de omegas. Más divertidos, más lanzados y con más actitud.

Se estacionó enfrente de su casa y encontró las luces encendidas. No le extrañaba, era su amigo, SanHa, quien tenía una copia de la llave desde que se mudó ahí.

Ingresó al apartamento y en definitiva era él. Estaba sentado en el sofá viendo una película y comiendo una pizza. Al verlo le sonrió y lo invitó a sentarse.

Inmediatamente escuchó un maullido. Luli, su gatita, estaba frotando la cabecita en su pierna, dándole la bienvenida. La cargó entre sus brazos y le dió un pequeño beso.

—Te estaba esperando cariño —Dijo SanHa, se veía emocionado.

—¿Para?

—Mira esto que me enviaron — Buscó algo en su teléfono y luego se lo mostró. Lo leyó con cuidado y era un mensaje de el antiguo presidente del consejo estudiantil de la secundaria, los estaba invitando a todos a una fiesta de reunión.  —¿No es genial? ¡Dios...! Siempre quise una reunión con nuestros antiguos compañeros de la escuela.

𝙎𝙚 𝙖𝙡𝙦𝙪𝙞𝙡𝙖 𝘼𝙡𝙛𝙖 [OMEGAVERSE] ᴮⁱⁿʷᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora