Entonces la primera chimenea se encendió de verde. Y de ahí salió aquel anciano con el que había hablado una hora atrás.

—Señorita Le Fay. — la joven se abstuvo de chasquear la lengua al ser llamada por su segundo apellido. —Les he dado la ubicación a todos los miembros, es cuestión de minutos para que estén aquí.

—¿El Fidelio funcionó?

—Así es, su residencia ha quedado oculta a los ojos de los demás, y le agradezco por ofrecer su casa como sede de reunión para la orden del fénix.

—De algo tiene que servir este castillo. — se encogió de hombros. —A parte, no creo que después de un asalto de está magnitud sea bueno aparecer en cabeza de puerco. Habrá heridos que necesitarán ser atendidos.

—Muy considerado de su parte.

—Sí… y si ven que mi castillo será la sede de la orden, no pondrán peros para aceptar mis condiciones.

—Jugada inteligente.

—También soy buena jugando ajedrez, profesor.

Una de las chimeneas se encendió nuevamente. Dejando ver a través de las llamas a una rubia que no había visto en un buen tiempo.

—¡Stella!

—¡NORELEA! — la tejona ni siquiera se quitó las cenizas de su ropa, simplemente se limitó a correr hacia la pelirroja.

Eleanor la recibió gustosa, sin embargo no estuvieron abrazadas por mucho tiempo ya que Stella dio un salto hacia atrás. —¡Oh! ¡Tu barriga ha crecido! — la rubia se agachó y con ambas manos tomó la panza de la cobriza. —Holaaaaa ¿Me escuchan? Sean buenos con su madre ¿Está claro? ¡Merlin! ¡Solo ha pasado medio y mes! ¡Y ha crecido esa panza! ¡Te ves hermosa y radiante!

—Bueno, el 2x1 me hace parecer una ballena antes de tiempo y gracias por lo de hermosa, necesito dos knuts de autoestima. — explicó con una sonrisa. —Estoy en la semana 21 de hecho. 

—Ya vas a la mitad del embarazo. ¿Difícil a sido?

—Afortunadamente ya pasaron los mareos, y las náuseas. — suspiro. Sin embargo, la cobriza no quería hablar sobre su embarazo en ese momento. —Stell…

—Momento un… ¿Dónde estamos? ¿Qué lugar este es? — cuestionó mientras miraba. —Parece un castillo. Espera, ¡¿Qué aquí haces?! ¡Se supone que estás en contra de la orden del fénix!

—La señorita Le Fay se ha integrado a la orden. — La rubia saltó ante la tranquila voz de Dumbledore ya que ni siquiera lo había visto. —Una vez que llegue el resto, los pondremos al corriente.

—Oh… bueno.

La cobriza asintió incómoda, cuando las chimeneas se volvieron a iluminar de verde, la pelirroja se llevó consigo a la rubia, a una esquina de ese enorme salón para que el resto de intrusos no las escucharan. —¿Stella, cómo estás? — le pregunto preocupada. Y es que su amiga tenía su lindo cabello rubio descuidado. Pero sobre todo, tenía un color de piel mucho más amarillento, el cual contrastaba contra las enormes ojeras azules que había bajo esos ojos tristes.

La sonrisa de la rubia flaqueó. —No han sido mis mejores días. — admitió. —Es como si cada noche volviera al día del asesinato de papá. — su voz se ahogó ligeramente al admitir aquello. —Ha sido complicado.

—Stell…

—¿Cómo está Musre? — le cuestionó con cierto nerviosismo a la cobriza. —¿Has sabido algo de él?

—Remus… tampoco han sido sus mejores días. — Y no mentía. James había hablado con ella, al parecer todos los merodeadores estaban preocupados porque Remus iba de misión en misión sin descansar ni un poco. Se estaba enfocando en su trabajo para mantener su mente ocupada, y aunque su licantropía lo hacía más fuerte que alguien convencional, eso no significaba que estaba exento de enfermarse.

SURVIVOR ✓ ➳ James PotterWhere stories live. Discover now