Rick se la entregó, y con una mirada dolida dijo:

— Se llama Gracie.

— Pensé que te irías con Abraham

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— Pensé que te irías con Abraham. —Rick tomó mi mano, y se detuvo en esta admirándola con atención.

Sus dedeos jugaron a entrelazarse con los míos.

— No me dejó hacerlo. —dije, enfocándome en lo que hacía— El muy cabezota.

Una diminuta sonrisa asomó en sus labios.

— ¿A quién me recordará? —ironizó, y estaba tan agotada que ni siquiera pensé en alzar el brazo para golpearle— Daryl te puede llevar a Alexandria, si quieres. —dejó caer mi mano para contemplar ahora mi rostro— Yo tengo que ir a hablar con ellos.

Chasqueé la lengua, era un estúpido si creía que iba a irme sin él.

— Pues iré contigo. —vi como mi respuesta lo dejaba completamente encantado— Y volveremos a casa, juntos.

Sus pupilas se dilataron llamando mi atención.

— Siempre dices todo con tanta facilidad. —hice una mueca confundida— Y ni siquiera te das cuenta. —resopló, divertido ante mi expresión.

— Me parece que te estás riendo de mí y... —sujetó con rudeza mis caderas, atrayéndome hacia él. Idiotizada por su cercanía, comencé a boquear— R-Rick si piensas que-

— Te quiero. —murmuró muy cerca de mis labios, y una sonrisa irritante se dibujó en su cara al ver que me había dejado en blanco— No sé que he hecho para merecerte pero... —parpadeé con lentitud, y su sonrisa decayó a una expresión más profunda y sincera— Pero voy a agradecer, cada día, el tenerte conmigo.

— Cursi. —mascullé con las mejillas enrojecidas.

Apretó los labios, conteniendo la sonrisa que mi repentina vergüenza le estaba provocando.

— ¿Te molesta? —preguntó con burla, sabiendo bien cual era mi respuesta. Negué en silencio, y el notar su aliento en mi boca solo me mató por dentro un poco más— Entonces déjame ser cursi. —en un impulso, apegó nuestras caderas en un movimiento rápido, solo para poder besar mis labios— Te quiero. —murmuró entre besos— Y te hartarás de oírmelo decir, porque no pienso parar de repetirlo. 

Sonreí en mitad del beso, y él no tardó en hacerlo también, lo que entremezcló nuestras respiraciones agitadas.

— Vas a hacer que me arrepienta de dejarte ser cursi, Rick.

Alejó nuestros cuerpos, los centímetros indispensables para poder mirarme bien a los ojos.

— Ya es tarde. No puedes echarte atrás. —amenazó, aunque logré ver que en el fondo temía de verdad que no le permitiera serlo. 

Ignoraba, el como moría por decirme todas las ñoñerías y cursiladas que pudieran existir sobre la tierra.

No pensé que fueras a ser de esos, Rick Grimes.

✓DEMON'S FEARS ⎯⎯  ᴛᴡᴅWhere stories live. Discover now