05 Naive.

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Capítulo Cinco.

El día de la entrega había llegado. Todos los estudiantes de ultimo año se encontraban en el salón esperando a ser llamados por el profesor y entregar ese trabajo que a cada uno de los jóvenes allí se le había hecho tedioso, pero no tanto como a Sunghoon y Marie. De eso estaban seguros, dado que hacer un trabajo era hostigante y lo era aún más cuando se trataba de la persona que menos tolerabas en el mundo. Pero siendo honestos las cosas podrían haber salido peor en las horas que compartieron juntos.

Ambos jóvenes levantaron el trasero de sus asientos cuando fueron los últimos en ser llamados a entregar el legajo, el cual por obvias razones llevaba Marie, no porque los dos se hayan puesto de acuerdo en eso, mas bien porque así lo había decidido ella. Y la verdad era que él no quería refutarle porque le importaba un bledo y sabía que con llevarle la contra ella se pondría fastidiosa, eso lo sabía.

Marie se acercó al escritorio y Sunghoon la siguió, moderando su paso a una distancia considerable.

—Kim, Park —soltó el hombre tomando las hojas en su mano y anotando algo en lo que parecía ser una planilla —Sí he oído hablar de ustedes —dijo provocando que el chico frunciera el ceño de sus pobladas cejas —Es una verdadera pena que siendo los mejores promedios no logren... coincidir más a menudo —siguió hablando aún sin verlos a la cara y haciendo algo en el escritorio como guardar las hojas o algo así, a los dos jóvenes no podía importarles menos toda esa conversación.

Levantó la vista cuando no obtuvo repuesta, entonces Sunghoon soltó un suspiro pesado y cruzó los brazos por encima de su pecho.

—¿Entonces no piensa que es un desperdicio formar parte del mismo grupo? cuando podríamos tener el mismo desempeño con otros compañeros de menor promedio pero aún así ayudarlos a ellos.

—Acaso...¿Duda de mi elección con este trabajo Park?

Marie quien lo había estado mirando mientras hablaba soltó una risa con sorna al verlo encogerse y negar cuando el maestro le contestó.

El profesor alternó la mirada entre ambos mientras parecía pensar en algo —Ya que están aquí lleven esto al despacho del director —dijo acomodando un montón de papeles en una carpeta y entregándosela al chico cuando sonó el timbre.

Marie lo miró molesta pero sin refutarle nada salió junto a su compañero camino a la oficina. Avanzaban por los pasillos que se llenaban de adolescentes que terminaron la jornada y ya se dirigían a casa. Sunghoon tamborileaba sus dedos en la dura superficie de la carpeta con la vista en alto y absorto en sus pensamientos, mientras Marie caminaba a su lado clavando su vista al frente y sonreía incómoda cuando al caminar juntos, los jóvenes de los pasillos la saludaban y le lanzaban miradas de confusión al verla junto a él.

Caminaron en silencio hasta toparse de frente con la entrada al despacho, la puerta estaba cerrada como de costumbre así que Sunghoon llamó a la puerta con tres golpes y esperó poder avanzar cuando se lo permitieran, pero nadie contestó, repitió la acción una vez más y al no obtener respuesta Marie se adelantó a abrir la ligera madera y espiar por si acaso antes de abrirla completamente, no había absolutamente nadie.

—¿Qué haces? —dijo entrando a la pequeña habitación y quedándose junto a la puerta sintiendo al joven pasar a su lado para dirigirse al escritorio —No puedes... dejarlo allí simplemente podría extraviarse —soltó exasperada jugando con el seguro de la manija para calmar sus nervios.

Le echó un vistazo al oírla y rodó sus ojos tomando nuevamente la carpeta, provocando que en un descuido y un poco por la mala manera de tomarla, varias hojas cayeran al suelo alfombrado. Llenó su pecho de aire al notar lo que había hecho y se inclino con una pierna apoyada sobre su rodilla y otra sobre su pie juntando aquel par de papeles y levantó la vista cuando vio un par de zapatos negros frente a él, sintiéndola más cerca como también su aroma cuando se inclinó junto a él, olía delicioso.

Lo ayudó juntando las planillas sin decir nada, a la par que una corriente de aire entraba por la ventana de la oficina acariciándolos a ambos como también a la ligera puerta de madera que se cerró sonoramente, provocando que la joven soltara un chillido cuando aquel ruido fuerte la tomó por sorpresa.

Se puso de pie y caminó rápidamente hacia la puerta dejándolo a su compañero atrás, quien se levantó lentamente cual anciano para no dañarse ninguna articulación y la siguió con la condenada carpeta en las manos.

—Esto es increíble —soltó con sorna cuando al intentar girar la perilla esta se encontraba trabada. Se insultó mentalmente al recordar que podría ser culpa suya por haber estado jugando con el botón del seguro y que tal vez cuando se acercó a juntar los papeles la haya dejado puesta.

—Oh no...

Luego de incontables intentos por parte de ambos al querer abrir la puerta se rindieron. Lo habían intentado todo, desde Sunghoon empujando con toda su fuerza la puerta—aunque no lo suficiente como para romperla—, Marie usando una hebilla para destrabar la cerradura, hasta ambos gritando y golpeando la puerta por ayuda. Incluso habían pensado salir por la ventana pero era imposible gracias a los barrotes de acero.

Si bien la situación no era tan urgente ya que tarde o temprano alguien tendría que entrar, Marie pensó en llamar a Heun y pedirle una mano, pero teniendo en cuenta la hora él ya se encontraría en su casa hace ya tiempo, sin contar que ni siquiera se comunicó con ella para salir del colegio juntos como solían hacerlo.

—No debiste venir —susurró Sunghoon con la cabeza entre sus piernas, pensando en como por su culpa se encontraban en donde estaban, tal como si su presencia fuese la causante de ese efecto mariposa.

Rodó los ojos sin poder creerlo —Si tengo suerte luego de esto no tendré que volver a hablarte —dijo refiriéndose al trabajo en grupo y como a raíz de ello habían acabado en esa situación.

Sunghoon levantó la vista y la miró al rostro —no era eso a lo que se refería—.

—¿Qué? —inquirió incomoda sintiendo como aquel par de ojos la observaban, viendo el rostro del joven y notando algo de aflicción en él. Entonces alzó sus cejas como entendiendo algo y soltó una carcajada —Tú no creerás que...

Sintió un calor posarse en la boca de su estómago y extenderse al resto de su cuerpo, en especial su rostro cuando la oyó —Dímelo tú y tu estúpida nota —se mofó sin mirarla intentando mantener la compostura.

—Que ingenuo eres, no me digas que pensaste que seríamos amigos después de todo —soltó incrédula.

La realidad era que desde que había leído aquella nota en la biblioteca se le había dificultado pegar el ojo durante la noche ¿Por qué ella haría eso? no esperaba que fueran amigos después de todo, pero al menos acabar con esa estúpida e irracional pelea constante. Una tregua.

—Claro que no Marie —habló severo mirándola a los ojos y llamándola por su nombre.

Entonces al tiempo que terminaba la frase, se escucho la cerradura en el pequeño cuarto, logrando que un bochornoso joven se pusiera de pie y saliera de allí rápidamente sin importarle quien hubiera abierto la puerta.

𝐒𝐰𝐢𝐭𝐜𝐡 𝐭𝐨 𝐦𝐞 | PARK SUNGHOONWhere stories live. Discover now