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El periódico escolar solo se podía visualizar a través de redes sociales. Era incluso más seguido que las páginas oficiales del bachillerato, ya que las publicaciones eran hechas por los mismos alumnos, sin ninguna intervención de los maestros.

Con confusión Dostoyevsky tomó el teléfono de Sigma y comenzó a leer el texto, bastante largo y que daba muchas vueltas a lo mismo.

Donde el autor afirmaba haber recibido quejas sobre el comportamiento de Dazai, de maestros que tienen a la clase A05.

Eso es falso —dijo Fyodor con convicción—. Desde que llegó a nuestra clase ni siquiera lo han regañado...

En eso estoy de acuerdo —contestó Sigma.

Tengo que investigar.

Y tras terminar esa frase, se dirigió al salón de clase C06, donde estaba uno de los chicos más conocidos que se encargaba de administrar el periódico escolar.

Estaban en clase con la maestra de cómputo, una de las más exigentes y menos tratables de todo el bachillerato, así que decidió esperar a que terminara la clase.

Estuvo entretenido con su celular hasta que pasaron los veinte minutos faltantes.

Cuando el chico esperado salió del aula, Dostoyevsky de inmediato lo abordó.

¡Hola! —saludó—. ¿Te interesa contarme algo para que salga en el periódico? O quizás, ¿te gustaría participar en él redactando o como fotógrafo?

—No, nada de eso. Quería hablarte de algo más serio —contestó Fyodor con amabilidad.

—Está bien.

Comenzó a caminar a una de las mesas del patio donde fue alcanzado por el azabache.

Sucede que —habló sin nerviosismo—. Acaba de salir un artículo totalmente falso sobre uno de mis compañeros de clase.

¿Podrías decirme cuál específicamente? —respondió el niño sacando su teléfono.

—El de Dazai Osamu.

—Oh entiendo. Ese artículo me lo mandó una chica que redacta, no le vi nada de malo y lo aprobé. Pero si es falso puedo hablar con ella —parecía dispuesto a retirarse.

—¿Sabes quién se lo dijo?

—No. Y no se puede revelar.

—¿Puedo hablar con ella?

Sí. Pregunta en el B09 por Margaret.

—Gracias.

Ambos se levantaron. Fyodor llegó al salón indicado, al no haber profesor le preguntó a la persona más cercana a la puerta si se encontraba Margaret.

Luego de que la llamaron, la femenina salió del aula a encontrar a Fyodor.

Luego de la explicación de Fyodor, ella le respondió:

—No puedo decirte quién lo mandó, es un acuerdo de confidencialidad.

Por favor —contestó el azabache con una voz más suave—. Solo quiero saber si fue un amigo haciéndole una broma o alguien mal intencionado.

—Es que no me dieron permiso de revelarlo.

—No pasará nada, te lo prometo.

Una ventaja para Fyodor: Margaret era de otro semestre, y si ella le daba la respuesta que buscaba, sería más fácil mentirle. No tendría manera de saber si lo dicho por él era verdadero o falso.

Clase A05 [FYOZAI]Where stories live. Discover now