Confesión a La Mujer de Ojos Marrones.

89 11 1
                                    


¡Ay, pero que bonitos ojos tienes!

La primera vez que te vi todo en mi interior festejó con tan exótica vista.

¡Tus ojos son tan hermosos y tristes, justo como tú!

Su brillo tan característico y su color chocolate me miraron pidiendo auxilio.
Me creí tu ángel guardián, y te salvé. Pero en el proceso caí enamorado de esos bonitos ojos que posees.
Su mirada. Su mirar. ¡Es que si supieras cuan nervioso me pongo cuando me ves!

Recuerdo nuestra primera cita. Esos ojos me miraban con ternura, pero seguían tristes. Quería saber que ocurría contigo, quería saber todo de ti.

¡Ay, pero que bonitos ojos tienes!

A mi mente viene la vez que te pedí que fueras mi esposa. Esa mirada tuya se iluminó como el cielo de estrellas más bonito, ya no estaban tristes.
¡Perfección!

Y, ¿cómo olvidar?
Nuestra hija, era tan hermosa como su madre. El orgullo y sorpresa que ostenté al ver ese color tan peculiar, esos ojos tan parecidos.

¡Ay, pero que bonitos ojos tienen!

Mírame, mírame y nunca dejes de hacerlo. Te miro ahora y quiero que ese brillo sea lo ultimo que vea. Te miro y me enamoro de ti una vez más.

Te miré y te amé.
Te miro y te amo.
Te miraré y te amaré.

Mientras sostienes mi mano te confieso cuanto me encantan esos ojos. Una tos interrumpe mi discurso pero no paro de admitir cuan loco me tienes.

¡Ay, pero que bonitos ojos tienes!

Cuando termino, tus ojos están llenos de lágrimas. No quiero que llores, no quiero que llores por mi. Y es que esos ojos tan hermosos están tristes de nuevo.

Como tú.

No puedo evitarlo. Cierro los ojos para siempre y lo último que veo eres tú.

¡Ay, pero que bonitos ojos tienes!

Antes de dormirWhere stories live. Discover now