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— ¡Wow! ¡Juro que todo sabe mejor en España! — dijo Natasha después de tomar el primer bocado de su tostada con tomate y rodajas de aguacate.

— En España realmente se come bien. — Wanda sonrió y tomó un sorbo de su zumo de naranja recién exprimido.

Estaban desayunando en una de las mejores cafeterías vegetarianas y veganas de Málaga; Desal café, conocida por su variedad de desayunos y brunch, así como por sus zumos naturales. Estaba ubicada cerca de la famosa Plaza de la Merced y tan pronto como terminaron de comer, pasaron por Alcazaba, la fortificación palaciega construida a principios del siglo XI, en dirección a la misma playa donde vieron la película la noche anterior.

Mientras caminaban por el Paseo del Parque, hablando y riendo, Natasha decidió que era hora de ser valiente y finalmente hizo lo que había querido hacer todo este tiempo. – sujeto la mano de Wanda. La castaña fue tomada por sorpresa, pero aceptó con gusto el avance de Natasha y le dio un suave apretón, para hacerle saber que estaba más que bien con eso.

— ¿Cómo es que decidiste dedicarte a una carrera médica en lugar de una musical? — pregunto Natasha, rompiendo el momento de silencio.

— No lo sé... Supongo que una de las razones fue porque pensé que no era lo suficientemente buena como para triunfar en la industria de la música.

— ¡Pero lo eres! — exclamó Natasha con entusiasmo, haciendo sonreír a Wanda.

— Creo que tu opinión no es exactamente imparcial. — se río la castaña.

— Bueno... Puede ser... — Natasha también se rió. — Pero soy percusionista y me gradué de Newtown High School of the Perfoming Arts... Así que reconozco a un buen artista cuando lo veo, creeme. — le guiñó un ojo a Wanda. — En este caso, mis sentimientos por ti no nublan mi juicio.

"¿Sentimientos? ¡Dijo sentimientos! ¿Debería...? Joder... Piensa, Wanda, ¡piensa! ¡Di algo!"

Al mismo tiempo, Natasha se dio cuenta de que prácticamente le había dicho a Wanda que sentía algo por ella y también estaba en pánico, especialmente cuando vio que Wanda no estaba diciendo nada.

— Sé a que te refieres. — Wanda finalmente comenzó a hablar. — Es lo mismo para mí... Creo que eres una actriz increíblemente talentosa... Independientemente de mis sentimientos por ti...

Se miraron y sonrieron, aliviadas ahora que estaban seguras de que estaban en la misma página.

— Mi hermano Aden también es músico. — Natasha continuó la conversación.

— Sí, me acuerdo que mencionaste eso en París... Está en una banda de jazz, ¿verdad?

— Sí. — Natasha estaba sorprendida de que Wanda lo recordara. — Son bastante buenos en realidad.

— Podríamos escuchar su música cuando lleguemos a la playa. — sugirió Wanda.

— Vale. — Natasha estuvo de acuerdo y poco después, llegaron a la Playa de la Malagueta, donde pasaron unas hora tomando el sol, nadando y disfrutando de la compañía de la otra.

Alrededor de la una y media de la tarde, el sol estaba en posición alta y un poco demasiado caliente, especialmente para la piel blanca de Wanda, por lo que fueron a un restaurante cercano para almorzar.

A las cuatro de la tarde estaban ya en el hotel, duchándose juntas.

Natasha estaba de pie detrás de Wanda, que se estaba apoyando en los azulejos del baño con las manos, la cabeza inclinada hacia atrás, descansando sobre el hombro de la pelirroja. Su cuerpo estaba completamente enjabonado, siendo lavado por las elegantes manos de Natasha, prestando especial atención a sus grandes y redondos senos. Natasha estaba besando el cuello de Wanda, acariciando la piel húmeda de su torso con las yemas de sus dedos, moviéndose lentamente por su abdomen, hasta que finalmente alcanzó la zona entre sus piernas, sintiendo el calor de su sexo empapado.

Siempre nos quedará París; Wandanat.Where stories live. Discover now