I.

20.8K 225 7
                                    

I.

Hacía un calor tremendo, a pesar de que el verano estaba por terminar y que las lluvias vespertinas llegaban a refrescar un poco la noche, no era suficiente para que durante el día la temperatura fuera más templada. Apenas unas cuantas nubes blancas estaban dibujadas en el cielo azul, como si estuviera salpicado de algunas motas de algodón suave; sumado al calor, el bullicio en la ciudad del ir y venir de la gente a esa hora hacía imposible concentrarse, Ángel se detuvo delante de un aparador bajo sombra y suspiró, sus expresivos ojos azules se clavaron en aquellos productos que ahí se exhibían, aflojó un poco su corbata negra y sacó de su ojal los dos últimos botones de su camisa blanca para intentar refrescarse un poco, estaba aturdido. Una mueca de cansancio se dibujó en su rostro y miró su reflejo en aquel cristal, le dio risa verse así de agotado.

Aspiró una gran bocanada de aire caliente, y se hizo a la idea, debía apurarse y llegar al curso de dibujo que debía tomar porque había insistido en ello durante casi un mes a sus padres; tenía apenas unos diez minutos para llegar y que el profesor no se molestara con él una vez más. Corrió lo más rápido que sus piernas le daban hasta llegar a un enorme edificio antiguo en el centro de la ciudad, aquellas fuertes y gruesas columnas blancas le daban al lugar un aire de templo griego o romano que le confería cierta elegancia y exclusividad, al menos a su entrada, el interior ya había sido modificado en varias ocasiones haciendo de él un lugar más bien moderno con tres ascensores y un amplio e iluminado recibidor. El portero del edificio, un hombre alto como de unos cincuenta años con mirada amable, sonrió al verlo y le señaló el reloj; le quedaban sólo dos minutos para llegar al departamento de Ricardo, o esta vez se la cobraría y no lo dejaría entrar, sencillamente no toleraba la impuntualidad.

Corrió hacia el ascensor y suplicó en su mente que aquellas metálicas puertas se abriesen pronto y que le tomara sólo un minuto desplazarse hasta el quinto piso. «Imposible», pensó al entrar al ascensor y presionar el botón del piso al que se dirigía. Estaba inquieto, podía verse en toda la expresión de su rostro, la mujer que había entrado al elevador con él le miraba a través del reflejo y lucía preocupada, quizás más de lo que una desconocida debería lucir. Al abrirse la puerta corrió a través del pasillo como si hubiera sido disparado fuera. Se detuvo delante de la puerta y golpeteó un par de veces con sus nudillos la gruesa puerta de nogal que lo separaba del interior climatizado del departamento de Ricardo.

-¡Ya voy! -escuchó la voz de Ricardo desde el interior, le pareció notar que estaba bastante alejado de la sala de estar en donde solía esperarlo.

Los pasos que se oían en el interior eran de al menos dos personas que se acercaban a la puerta, se hizo hacia atrás al verla abrirse y aparecer ante sus ojos a Ricardo pulcramente arreglado, quizás demasiado, con un traje formal color gris Oxford, camisa blanca y corbata negra con vivos rojos irregulares.

-¡Ah! -Exclamó el hombre con lo que le pareció un cierto desdén al verlo-, eres tú Ángel...

El chico arqueó la ceja derecha confundido, aquel "eres tú Ángel" le había sonado descortés para haber venido del siempre correcto Ricardo Landázuri. El hombre se hizo a un lado y le permitió entrar, al hacerlo se encontró con un muchacho quizás de su edad que estaba recargado sobre el muro que separaba la cocina del pasillo, la sonrisa y actitud cómoda con la que parecía estar ahí y la actitud de Ricardo le hicieron sentirse extraño, imaginó que habría algo más que una relación tutor-tutorado entre ellos; y aunque no le gustaba reconocerlo, Ricardo le gustaba mucho, ya había fantaseado con él en más de una ocasión y era precisamente eso lo que le hacía ir cada tercer día a su departamento, no que tuviera un interés real en aprender a tocar la guitarra o a pintar, cosas en las que Ricardo era no sólo hábil sino que le era natural ser un artista.

[GAY|+18} RELATOS De estudiantesWhere stories live. Discover now