Capítulo 1: Conil

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El sol comenzaba a aparecer desde el horizonte, ya se podían observar los primeros rayos de luz. Me encontraba sentada encima de mi tabla de surf esperando a que el sol saliese por completo y así poder empezar  a surfear antes de ir a mi último día de instituto. Llevo con la misma rutina desde hace más de medio año, desde que básicamente mi padre falleció a causa de un accidente de coche. Él me enseñó desde pequeña a surfear, además lo único que me quedaba de él era esta tabla de surf.

Al cabo de un rato, de estar entre mis pensamientos y contemplando lo bonitas que eran las vistas, mi madre me sacó de ellos mencionándome que iba a llegar tarde al instituto. Era mi último año, bueno.. debería de estar ya en la Universidad, pero repetí un año debido al accidente de mi padre ya que caí en depresión. Ya había salido de ella gracias a mi mejor amigo Diego, que también repitió el mismo año que yo, creo que por eso nos hicimos tan íntimos. Diego es un chico de la misma edad que yo, con los ojos de color verde esmeralda y su color de pelo era marrón con algunas mechas naturales rubias. Para mí era guapísimo, además me sacaba bastantes centímetros a pesar de ya ser alta de por sí. Además siempre olía genial. Mi madre lo amaba y decía que era perfecto.

Mientras tanto yo soy Salma, tengo 19 años y vivo en Conil de la Frontera, Cádiz. Tengo el pelo rizado y los ojos color miel. Era una versión en chica de mi padre, ya que además de parecerme a él teníamos los mismos gustos, andaba y hablaba igual que él, etc. Para mí había sido durante toda mi vida la persona más apreciada que tenía.

Me encontré a Diego en la cafetería que quedábamos todas las mañanas para entrar juntos al instituto. Me pedí mi café favorito, un Frapuccino de oreo con nata por encima,  y él se pidió lo mismo ya que quería probar proque bebía lo mismo todas las mañanas.

- ¡Ori está asqueroso! - Me dijo - ¿Cómo puedes tomarte un café helado todas las mañanas? -

Me puso el mote de Ori por Oreo, él pensaba que sonaba genial, ya que las oreos me encantaban y tenía siempre una en la mano, pero yo odiaba este mote. Fuimos corriendo a la escuela porque llegábamos tarde.

La Lista Interminable, antes de acabar veranoWhere stories live. Discover now