ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ

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Los cumpleaños eran días más para Harry, no creía que fuera necesario festejar que cada día se hacía más viejo, pero ridículamente se había enamorado del omega más entusiasta de los cumpleaños, así que quizás y sólo quizás su perspectiva cambió un poco.

Se despertó cuando el vacío a su lado le abrió un hueco en el pecho, gruñendo contra la almohada donde se supondría que su hermoso omega debía estar acostado y no un frío sitio vacío.

Su lobo rugió, reclamando encontar a su pareja, poco contento de tenerlo en cualquier lugar fuera de sus brazos. Agradeció infinitamente su fuerte lazo con Louis, pues una bella calma lo arropó con calor todo el cuerpo cuando su chico respondió a su protector alfa, haciéndole saber que estaba bien y seguro en casa, no muy lejos suya.

El teléfono sobre su mesa de noche vibró y Harry respiró hondo el aroma dulce de su esposo, cada rincón de su habitación tenía esa mezcla tan deliciosa de sus aromas, principalmente luego de hacer a Louis rogar su nombre hasta el cansancio sobre esa misma cama. Hizo crujir su espalda, un tirón en su mandíbula le hizo proferir un sonido de quejido, había usado demasiado de ella hasta devorar a su chico que era evidente el dolor.

Tomó el teléfono, tecleando con un sólo ojo abierto la clave de bloqueo. El cumpleaños de Louis, obviamente.

Te siento. Por todas partes en realidad. No salgas de la cama, duerme hasta tarde. Conall te está preparando una sorpresa. Te amo.

Leyó el mensaje de texto de Louis, esbozando una sonrisa brillante de lunas en su boca, hoyuelos apareciendo alegremente en sus mejillas. Antes de que pudiera responder el mensaje, uno nuevo apareció en su bandeja.

Soltó una risa baja y ronca por el poco uso de su voz. Posiblemente hacer caso a las indicaciones de su omega era lo mejor que podía hacer, no quería hacerlo enojar y un par de horas más de sueño no vendrían mal, el trabajo lo tenía realmente agotado.

Respondió un siempre Te amo más, precioso y hundió su cabeza en la almohada de Louis, respirando hondo mientras imágenes de piel bronceada y océanos puros se abrían camino en recuerdos bellos.

Sin duda de los mejores regalos de cumpleaños que su omega podía darle.

ʚĭɞ

Despertó después del medio día, lo suficiente tarde para sentirse ligeramente culpable, pero era su cumpleaños, podía permitirlo.

El aroma a tocino y huevo lo hizo despertar con un gran apetito abierto. Despojándose de las frías sábanas finas que cubrían su desnudo cuerpo, tomó un par de ropa interior y pantalón de pijama de su armario, dirigiéndose al cuarto de baño.

Al terminar de tomar una rápida ducha y asearse un poco, salió fresco y contento con el vapor en escapar a sus espaldas. Aún con su gel de baño, el delicioso aroma de su omega se había incrustado en su piel.

El sonido de una melodía alegre de algún programa animado que tanto le gustaba a Conall y secretamente a Louis mirar de vez en cuando, lo hizo tararear al dirigirse a la cocina.

Su corazón se hundió en una gran piscina repleta de sentimientos abundantes ante la visión que los dioses permitieron que viera. Conall sentando sobre la isla tratando de exprimir un par de naranjas sobre una jarra de cristal verde, sus rizos revueltos y mucho más largos y su pijama de estrellas fugaces.

Conall debió olerlo, pues sus ojos se despejaron de su arduo trabajo y centenares de estrellas brillaron a su alrededor.

—¡Papá! —exclamó, derramando un poco de jugo de la fruta fuera de la jarra.

little piece of sky ↳ larry.Where stories live. Discover now