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—¿Estás nervioso, alfa?

La voz bajita y suave de Louis lo sacó de su burbuja. Escuchando de él con el corazón latiendo en su garganta. Alzó sus ojos, encontrando a el omega con sus ojos azules sobre él, sentado a su lado en esa pequeña y acogedora sala de espera, con sus manos entrelazadas.

Tras mirarlo por unos segundos, su corazón se contrajo y era como si sus ojos formarán corazones. Louis brillaba como oro por él mismo, con ese deslumbre de su rostro y esa sonrisa tan propia que podía terminar con guerras.

Tragó, nervioso asintiendo con el intentó de una patética sonrisa torcida en sus labios.

Louis rió bajo, negando lento.

—¿Qué pasa, alfa? Solo es una consulta más. Todo está bien, cariño —recitó en un tono meloso, tranquilo.

Harry frunció el ceño.

—No es solo una consulta, ángel.

Inspiró hondo Louis. Esa sonrisa con tantas ganas de salir de sus labios azotaba por exponerse. Sabía que no era solo una consulta de chequeo más, finalmente podrían saber el sexo de su cachorrito, y Harry había estado a punto de arrancar sus cabellos a tirones solo por ello.

—Todo estará bien, ¿de acuerdo? Bebé está feliz hoy —murmuró contento Louis, poniendo su mano libre sobre su vientre hinchadito.

El cachorro solía moverse de vez en cuando, como aleteos de mariposas en su barriga. Esa mañana, mientras Louis lavaba sus dientes y le contaba a su bebé que irían a visitar a su doctora, una serie de aleteos se produjo, haciéndolo sonreír enorme.

Harry suspiró, cayendo en la tentación de ver a su omega acariciar su barriguita y no estar haciéndolo él. Era un castigo que no deseaba vivir.

Extendió su mano, colocándola sobre la pequeña mano de Louis, sonriendo amorosamente por la imagen que valía millones de libras.

Un aleteo nuevo, haciendo reír bajo a Louis y sentir el corazón de Harry detenerse en un brinco. Todos el tiempo su vida había comenzado a billar a montones con el amor inmenso de sus dos florecitas.

—Bebé está desesperado hoy —rió Louis.

La espontaneidad del momento hace que todos los nervios de Harry se destruyan, solo ansioso por escuchar nuevamente el latido de su cachorro y verlo en la pequeña pantalla.

Harry era un padre insoportable. Amaba escuchar a su cachorro y podía durar horas viendo las ecografías sentado en el sofá de su salón, con la sonrisa casi romper su rostro en dos.

—Louis Tomlinson-Styles.

La voz diplomática pero amable llamó su atención a su pequeño momento.

La mujer omega de cabello rizado rubio y bata blanca, de pie en el umbral de la puerta de su consultorios. Con la sonrisa genuina y un par de gafas negras sobre sus ojos miel.

La doctora Margaret era la responsable del seguimiento del embarazo de Louis. Él en verdad le había tomado demasiado cariño en tan poco tiempo, sintiéndose confiado y seguro con ella, en una aura agradable. Quizás era algo malo y probablemente lo solía poner en malos trago, pero Louis le daba una oportunidad inmensa a las personas para estar en sus vidas, y lamentablemente, algunos abusaban de su bondad, pero él seguía haciéndolo porque tenía fe en las personas.

Louis se levantó de un brinco, con los dedos entrelazados con su alfa, tirando de él para apresurarlo al interior del consultorio.

Era como un cachorro emocionado por entrar a un parque de diversiones.

little piece of sky ↳ larry.Where stories live. Discover now