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Louis y Harry habían decido aprovechar su domingo por la tarde en visitar el supermercado a una calles de su hogar.

Louis amaba recorrer los pasillos y llenar el carrito de cientos de cosas para su hogar. Le gustaba ver el refrigerador repleto de cosas y las alacenas sin espacios vacíos. Necesitaba comprar un par de verduras y frutas de más, sus dietas alimenticias cambiaron considerablemente detrás de la noticia de su cachorro, todo por el bienestar de ese bebito.

Harry había decidido ir al pasillos de lácteos en búsqueda del yogurt natural y algunos quesos que necesitaba para una pasta especial que deseaba cocinar esa noche para su omega. Así que dejó al bonito Louis condensando frente a las moras y frambuesas, decidiendo cuál deberían llevar a casa.

Sin embargo, después de pensarlo un poco, Louis decidió que debían llevarse ambas, así que tomó ambas bolsas para dejarlas en el interior del carrito.

Sus ojos se desviaron ligeramente al pasillo de mermeladas. Había estado teniendo un intenso antojo por un poco de mermelada de duraznos. Quizás podría encontrar alguna un poco más natural y funcional para su capricho.

De alguna manera, Louis, concentrado en el par de botes de mermeladas frente a él, sintió una extraña sensación en su vientre, cierta incomodidad y un extraño aroma demasiado fuerte que molestaba su nariz.

Al mirar por el rabillo de su ojo, un hombre, de traje azul y mirada demasiado oscura y penetrante, en un color como el petróleo, tenía sus ojos fijos en él. Sin pudor o descaró, recorriéndolo de arriba a abajo.

Louis se sintió incómodo y asqueado, cuando confirmo que ese asqueroso olor era emitido por aquel hombre, en un intento de llamar su atención.

Cuando lo vio, acercarse con movimientos cautelosos, tomó una de las mermeladas, presionando el carrito entre sus manos y guiándolo a otra dirección.

Un nudo se formó en su garganta y un indescriptible miedo recorrió su cuerpo ansioso al mirar que continuaba siguiendo sus pasos, aun cuando había entrado a un nuevo pasillo de pastas y legumbres. El corazón martilleando ansioso y desesperado, con ese olor asqueroso profanando de su nariz.

Intento huir, perdiendo al hombre. Cuando lo logro, en el pasillo de las galletas y cereales dulces, aun existía ese malestar que burbujeaba. No sé sentía seguro, algo estaba mal. Su dulce olor era amargo y se sentía inquieto.

Harry.

Necesitaba a su alfa.

¿Dónde estaba?

Ahogó un grito cuando al girar por el pasillo, tropezó contra alguien o algo, haciendo que el carrito se tambaleara y su cuerpo no dejará de temblar.

Cerró los ojos, congelándose en su lugar y esperando lo peor. Su cachorro, era lo único que pensaba, no quería que le hicieran daño a su cachorro.

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Harry había encontrado rápido el yogurt natural que su omega quería, así como el par de quesos que necesitaba.

Tarareando una canción que había escuchado esa mañana en el radio mientras su veía a su rayo de sol desenvolverse en la cocina para preparar el desayuno, Harry volvía en búsqueda de su esposo.

Su humor estaba altísimo.

Ayudó amablemente a una mujer alfa anciana a bajar un par de rollos de papel higiénico de una estantería alta, con una sonrisa agradable antes de seguir su camino.

Al llegar al pasillo que recordaba haber dejado a su omega, estaba vacío. No sé preocupo demasiado, Louis solía desviarse de vez en cuando al recordar nuevos productos que necesitaba. Solo necesitaba encontrarlo.

little piece of sky ↳ larry.Where stories live. Discover now