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— ¿Steve?

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¿Steve?

Ya era muy tarde para echarse atrás.

Se había pasado dos horas divagando y confundiéndose a sí mismo. Mezclando recuerdos y fantaseando mientras las evidencias que le había mencionado Robin le atormentaban, se clavaban como agujas como si le dijeran que era obvio. Su conflicto mental más grande fue el de tomar la decisión de cumplir con la promesa que se hizo con la rubia. A Eddie le gustaba alguien. ¡No tenía por qué ser él! Sabía que era un chico porque la canción literalmente se llamaba "Chico perfecto" pero el de larga melena no daba muchos indicios de que él fuera aquella persona.
Sin embargo, decidió ir a casa del de pocos dientes para buscar a Munson. Y ahí estaba, frente a la puerta de la entrada la cual había sido abierta por el infante.

Henderson — dijo en forma de saludo mientras sonreía de forma forzada.

Mi madre no te ha llamado para hoy, ¿no? — preguntó confuso el de gorra.

Steve negó con la cabeza — Vengo a ver a Eddie. ¿Está aquí?

— Si ¿Pasa algo? — preguntó ahora preocupado.

Solo quiero hablar con él.

El niño se hizo a un lado para dejarle entrar a la casa.

Pues ahora mismo no es muy buena idea.

¿Por qué exactamente no es una buena idea? — preguntó algo sonrojado debido a la fugaz idea de que el chico se estuviera masturbando.

Está con la guitarra.

El castaño suspiró aliviado haciendo levantar una ceja, confuso, al menor.

¿Pero puedo ir?

Si quieres morir, adelante — respondió el rubio de rizos encogiéndose de hombros para seguidamente dirigirse al sofá del salón a ver la televisión — ¡Si te mueres me quedaré con tu laca para el pelo! — gritó para que el otro le escuchará.

Harrington rodó los ojos divertido ante las palabras del chico y fue hacia el pasillo de la casa.
Cuanto más avanzaba hasta aquella puerta decorada, más se podía distinguir el sonido de la guitarra del de larga melena. Sin embargo, no era el ruido estridente que pensaba que sería. Era un tono suave, un tono que reconoció enseguida. Era la canción que habían tocado juntos aquel día. Era "esa" canción.

La puerta estaba un poco abierta dejando un pequeño hueco por donde el castaño se asomó observando al de ojos oscuros sentado en su cama con una sonrisa mientras miraba aquella partitura y tocaba los primeros acordes.
Steve pudo percibir como el chico agarraba aire y comenzaba a cantar con un tono dulce que asombró de sobremanera al castaño.
El brillo en tu mirada,
tú cara colorada.
Sonrisa platina,
tu ropa fina.

BABYSITTER [Steddie]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora