O2. emociones.

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Él me miró muy confundido por mi ataque de celos. Sonrió despacio y puso su mano sobre la mía, traspasando todo su calor a mi cuerpo. Se sentía bien, muy bien.

—No sabía que regalarte por nuestro aniversario... —fruncí el ceño ante su contestación. ¿Qué tenía eso que ver con esto?— Una de mis opciones era el nuevo perfume de Beyoncé.

Entonces, como si una oleada de calma me rodeara, sentí un gran alivio.

—¿Estuviste probándote perfumes para elegir uno que regalarme?

Sonaba más realista en mi cabeza.

—¿Acaso no me conoces? —preguntó sonriendo ampliamente como solo él sabía hacerlo—. No te pongas paranoica, bebé.

Presionó sus labios contra los míos en un beso tan corto que no tuve tiempo de reaccionar. Él siempre decía que me besaba de esa forma porque necesitaba "recargar pila" de vez en cuando.

—Eso es tan tú. Soy una estúpida —dije haciendo un puchero sintiéndome culpable de haber insinuado que alguien tan celestial como él me engañaba.

—Sí, lo eres, pero mi estúpida.

Lo miré unos segundos y solté un gran bostezo. Aquello me recordó lo cansada que estaba.

—Estuve esperándote mucho tiempo —volví a mi rostro serio recordando la hora que era.

—Perdóname, perdóname, perdóname. Las cosas se alargaron más de lo que creí, ya sabes cómo son —dijo mientras se volvía para caminar hasta la habitación.

Sí sabía a lo que se refería, a sus amigos o como él los llamaba «su segunda familia». Me aseguraba que era tan feliz con ellos que el tiempo parecía no pasar, a él le gustaba bastante hablarme de ellos y a mí me alegraba inmensamente escuchar las chiquilladas y salidas que hacían juntos.

—¿Noche de chicos? —pregunté sentándome al borde de la cama mientras él se cambiaba a algo más cómodo. Su espalda era tan varonil, siempre le recordaba lo mucho que me gustaba su cuerpo.

—No exactamente. —Esperé a que continuara pero no lo hizo-. Buenas noches, celosa.

¿Aquello me había fastidiado? Con sinceridad, un poco. ¿Por qué no simplemente me dice con quién estuvo? Como Hoseok había sostenido antes, me estaba volviendo paranoica.

—¿Y mi beso de buenas noches? —pregunté apagando la luz de la lamparilla.

Los dos estábamos acostados y él me daba la espalda. Lo moví un poco y en definitiva, me di cuenta de que se había dormido. Lo abracé y, con esfuerzo, deposité un leve beso en su mejilla. En ese momento lo sentí sonreír.

—Farsante —murmuré soltando una risita.

Acarició y rozó mis brazos que rodeaban su cintura y pude conciliar el sueño rápidamente. El día siguiente era sábado y no tenía universidad. Menudo alivio, era demasiado tarde.

***

Al abrir mis ojos lo primero que vi fue su semblante dormido. Era tan hermoso en todos los aspectos. La luz de la mañana traspasaba las finas cortinas de la habitación y daban justo en su rostro, dándole un aspecto angelical. Lo estuve mirando un buen rato, admirando sus facciones detalladamente y preguntándome cuántas vidas habría salvado en mi otra vida para merecerlo.

Acomodé los rebeldes cabellos que caían sobre su frente, en mi interior quería que despertara, pero lo hacía sutilmente. Pasé mis dedos por su nariz, mejillas y mentón con un cuidado exagerado. Delineé sus rosados labios, aunque solo fue por un momento porque sentí un intencionado dolor en él.

Sí, me había mordido mi pobre dedo. A pesar del dolor comencé a reírme tan fuerte que lo obligué a abrir los ojos. Nuestras risas se mezclaban y el sentimiento se asemejaba a una canción lenta por la mañana.

—Es que hacía cosquillas —se explicó parando de reír y rascando su cuello.

—Sabes que odio que te hagas el dormido.

—Y a mí me encanta despertar así.

Se giró y me dedicó toda su atención. Me miró por tanto tiempo que me pareció una eternidad. No me sentía incómoda a sus ojos pero era inevitable sentirme un poco inquieta como si fuera la primera vez que me mirara de esa forma.

Sus resplandecientes ojos hablaban por él.

Dime... ¿duele ser tan hermosa?

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