CAFUNE

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Cafune
   

Pasando los dedos por los cabellos de tu amante.


Pov Beatriz

-Me encanta como me toca- susurro en su oído mientras el olor de su colonia invade todos mis sentidos.

-Y yo adoro tocarla mi vida.

Se detiene en mis senos el tiempo suficiente como para hacerme sentir que mis rodillas no me mantendrán en pie por mucho más, la sensación de sus manos recorriendo mi piel es exquisita, sentir su lengua recorrer mi cuello hace hervir mi sangre, solo puedo desear cada vez más, se detiene, exhalo un pequeño gruñido, sonríe al darse cuenta lo absorta que me encuentro entre sus brazos, da un pequeño paso hacia atrás para encargarse de mi espalda, baja el cierre de mi vestido lentamente mientras deposita suaves besos en la piel que va quedando al descubierto, vuelve hacia mi cuello mientras sus manos juegan con los breteles de mi vestido, está dándome el tiempo suficiente para asegurarse que deseo continuar, subo mis manos hasta su cabeza, acaricio sus cabellos mientras giro mi rostro para tener acceso a su boca, sus besos son tan sabrosos, encontrarme con su lengua hace que me excite cada vez más.

Tomo con mis manos los breteles del vestido y mientras lo miro a los ojos a través del espejo, comienzo a bajarlos  dejando al descubierto mis senos, sé que mi cara está completamente roja pero no me importa, el recorrido del vestido termina al tocar el suelo, estoy prácticamente desnuda, solo tengo una pequeña braga de encaje negro, estar frente a al espejo me permite ver su reacción ante mi cuerpo desnudo, su ojos están oscuros de deseo y en mis glúteos siento su erección cada vez más firme.

Disfruto sus manos recorriendo mi cuerpo, acaricia mis costillas, mis caderas, pasan por mi abdomen y vuelven a mis senos, le encanta jugar con ellos.

Me giro hacia él, tiene la mirada clavada en el espejo, se que observa mi trasero, no puede esperar para acariciarlo, me encanta que me mire y me toque de esa forma pero necesito besarlo, en puntitas de pie logro tener mejor acceso a su boca, sus manos hacen magia a mis espaldas, deseo tocarlo, sentir su piel pero aún tiene toda la ropa puesta, doy un paso atrás y comienzo a aflojar su corbata, desabotono su camisa besando su piel como él hizo conmigo, llego al último botón, lo libero, vuelvo mis manos a su pecho y empujo la camisa por su espalda, me aferro ella, la acaricio, su cuerpo es perfecto, pero todavía no estamos en igualdad de condiciones, quiero que él este seguro que lo deseo, que sus manos me vuelven loca, que no tenga dudas que quiero ser suya otra vez.

Vuelvo a mi tarea, bajo mis manos por su abdomen,  desabrocho su cinturón y dejo caer sus pantalones, su erección es tan grande que su miembro busca zafarse de su boxer por si solo, no puedo resistir y paso mi mano sobre él, Armando exhala un gemido sonoro mientras tira su cabeza hacia atrás, está totalmente extasiado con los que estoy haciendo, me vuelve loca descubrir lo que provoco en él, lo acaricio un par de veces más hasta que decido meter mi mano dentro, lo abarco por completo mientras lo acaricio de arriba a abajo.

De un solo movimento Armando me levanta tomándome por las caderas, acariciando mis glúteos. Me aferro a su cuello, comienzo a besarlo con voracidad.

-Me vuelves loco- me dice agitado.

-Y tu a mí, te amo Armando, te amo tanto.

-Y yo a ti mi amor, te amo con locura.

Gira para depositarme suavemente en la cama, mis ojos no pueden creer lo que ven, el hombre más hermoso del mundo dedicando cada segundo a hacerme sentir la mujer más deseada, aunque quiero sus labios junto a los míos, lo que sabe hacer con su boca en el resto de mi cuerpo me enloquece, baja por mi cuello humedeciendo mi piel, llega a mis senos, pasa su lengua por mis pezones haciéndome jadear, cuando siento que no puedo más, su boca se apodera por completo de ellos, mientras sus manos continúan el recorrido hasta mis caderas, se incorpora en sus rodillas para quitar la última pieza de ropa que cubre mi piel, acaricia mis pies, sube por mis piernas, mientras su boca vuelve a encontrarse con la mía, su mano comienza a acariciar mi intimidad, sus dedos se detienen en el lugar que más los necesita, los desliza sin parar volviéndome loca.

InefableWhere stories live. Discover now