Capítulo 14 - Cagada monumental

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En clase Javier ni siquiera me miraba. Se supone que le tengo que enseñar el colegio y esas cosas. En los cambios de clase, siempre intento hablar con él y explicarle todo, pero se va. Jack es un cabrón, y Lexi también. Yo a Lexi no la he hecho nada, simplemente no me cae muy bien, como yo a ella, y lo sabe. A Jack lo que le puede molestar es que no le corresponda en cuestión de cariños y esas cosas. A las demás, si las toca ellas se arriman, y yo no hago eso.

El caso es que han dado en el clavo. Javi ni me habla y yo estoy derrumbada. Estaba empezando a sentir algo por él. Si aquel día no le seguí el beso fue porque no me sentía preparada para empezar una nueva relación. A él solo lo conocía de dos días.

Aproveché un despiste para pararle, le cogí por la mano y lo frené para no seguir andando. Funcionó.

-¿Qué quieres Jane? Tengo prisa.

-Espera. Por favor. Necesito explicarte lo que en realidad pasó.

-¿Quieres darme detalles de lo que hicisteis?

-No Javi. Después de irme me fui a mi casa. No hice nada con nadie. Es cierto que te mentí en que tenía que hacer algo para mi padre. Pero por favor, tienes que creerme.

-¿Por qué me dijiste eso?- Dijo muy confuso.

-Porque yo... No sabía. Tenía miedo, entiéndeme. Te conozco de dos días.- Ya me se me iba notando el color. Veía mal debido a las lágrimas. Ya no podía más.

Y cuando pensé que tenía un rayo de esperanza apareció Jack. Me agarró de la cintura y me plantó un beso. No, esto no ayuda.

-Muñeca, no te olvides que hemos quedado esta noche en el mismo lugar de ayer. Nos lo pasaremos bien. Te lo prometo.-Mientras hablaba, intentaba escapar pero él apretaba más y no podía.

-Jack, para ya. Dile la verdad, yo no te he hecho nada malo.

-Claro que no has hecho nada malo Jane, estuvo bastante bien.- En ese momento Javi salió, parece ser que muy enfadado. Pero yo no tengo la culpa. Cuando logré escapar, vi que Jack estaba sonriendo.

-Eres un cabrón. No se que te he hecho pero no me lo merezco.- ¡¡¡¡¡PUM!!!!. Patada, ahí. Se lo merece. La gente que pasaba se me quedaba mirando y yo solo salí.

En el camino a casa solo pensaba:

La he cagado, la he cagado, la he cagado, la he cagado, la he cagado. CAGADA MO-NU-MEN-TAL.


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