|05.01|

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Las calles estaban cubiertas por una gruesa capa de blanca nieve. Según el hombre de las noticias, el invierno en Seúl de este año sería el más frío y cargado de tormentas de nieve que el país haya presenciado. 

La suave melodía de “All I Want For Christmas” resonaba por todo el auto dejando un ambiente un poco más cálido. Mi mirada se fijó en el pequeño hombrecito que ocupaba el asiento trasero del automóvil, jugaba con uno de sus juguetes en un intento de lograr colocarle una nueva pieza para completar su dorada armadura. 

— Esperemos que papá recuerde que hoy tenía que vernos en tu escuela. 

Era diciembre, para ser más exactos 15 de diciembre. Los padres habían establecido ese día para hacer una clase de unión familiar entre los pequeños y sus padres invitándolos a participar en diversas actividades extracurriculares, este año la actividad del grupo de San era decorar el pequeño arbolito que tenían en su salón y hacer sus cartas a Santa Claus. 

— No creo que lo recuerde – dijo San, sin separar la vista de su juguete y con un ligero puchero en sus labios. 

— ¿Por qué dices eso?

— La última vez que estive en su casa me dijo que estaría ocupado en cosas de su trabajo e intentaría hacer un espacio para poder venir con nosotros – San murmuró con tristeza, dejándome un sabor amargo y lleno de tristeza en mí. Odiaba ver que San estuviera triste y más si era por la culpa de su propio padre. 

Una de las razones por la cual nos separamos Jungkook y yo fue justo por su trabajo. Salidas de madrugada, llegadas tarde a casa y llamadas que nunca tenían respuesta, todo eso había añadido leña al fuego de tomar la decisión de separarnos por el bien de nuestra relación aunque mi interior pidiera a gritos que las cosas no fueran de esa manera. Sannie pasaba un fin de semana con él y Jungkook tenía la libertad de visitarlo entre semana las veces que el quisiera, al final el sigue siendo su padre. 

Estacionando el auto en uno de los lugares disponibles, retire el cinturón de seguridad saliendo del auto para ayudar a San con lo mismo. Antes de poder dar un paso, el pequeño a mi lado tiró suavemente de mi mano llamando así mi atención. 

Esos ojos tan bonitos como los de su padre me miraban insistentes. 

— ¿Puedes llamar a papá? Quiero estar seguro de que vendrá. 

Asentí, tomando el teléfono de la bolsa de mi abrigo presionando en el contacto de la persona de interés al mismo tiempo que caminábamos con pasos lentos a la entrada de la escuela. 


El número que usted marcó se encuentra fuera de servicio…


Rodé los ojos, esa molesta voz que tanto escuché a cambio de la de Jungkook. Guardé el teléfono abriendo la puerta de la escuela, dejando pasar primero a San para cerrar la puerta detrás de mi.

En cuanto estuvimos dentro de su clase, mi pequeño salió corriendo en dirección de sus compañeros de clase. Miré por el salón con la esperanza de encontrarme a Jungkook, pero era más que claro que el azabache no estaba en el lugar. Resignada, tomé asiento en una de las pequeñas mesas recibiendo miradas y cuchicheos por las madres que, al igual que yo, venían a acompañar a sus pequeños. Digamos que el hecho de que fuera casi madre soltera y que el padre de mi hijo sea de tipo ausente, no me dejaba bien parada a la vista de las madres tradicionales.

Sannie regresó a mi lado, mirando de vez en cuando a sus demás compañeros quienes estaban acompañados de ambos padres. Sus ojitos comenzaban a llenarse de lágrimas.

— ¿Quieres que hagamos tu carta a Santa? Sé que tienes muchas cosas que pedirle este año — dije, intentando evitar que mi bebé comenzará a llorar y al parecer logre mi cometido.

Comenzamos primero con la decoración de las orillas. Sannie tenía un sentido único con los colores y fue así como eligió tonalidades azules y moradas para decorar los bordes.

— Mami, ¿crees que Santa pueda traerme un regalo que no sea un juguete? — preguntó.

— ¿Me perdí de algo?

Tanto San como yo volteamos en dirección de la voz. Estaba parado justo detrás de mi, mientras que con sus grandes manos sacudía los pequeños rastros de nieve que desca zaban sobre su cabello.

— San está escribiendo su carta a Santa - contesté, regresando la vista a la gran obra de arte de mi hijo.

- Entonces llegue justo a tiempo — dijo, tomando asiento a mi lado.

— ¿Mucha nieve? — pregunté.

— Si, las calles están colapsadas por la cantidad que está cayendo.

Asentí, viendo con Sannie dejaba su pequeña silla para tomar asiento sobre las piernas de Jungkook. Me quedé observándolos, el parecido era tanto que incluso daba algo de miedo.

— Sabes... - Jungkook comenzó a hablar, suave, lento. — Tenemos que ver con quien pasará Sannie esta navidad.

Su voz ahora sonaba más como un susurró para que San no escuchara nada de nuestra conversación. Jubgkook evitaba a toda costa mi mirada, era una manera de controlar su ansiedad y por la manera en cómo acariciaba y peinaba el cabello de nuestro hijo con sus manos me dejaba en claro que el tema lo ponía más que nervioso.

— Si, claro... N-no se con quien quiera pasar ese día — murmure en respuesta, haciendo pequeños círculos sobre una hoja de papel que encontré entre los recortes esparcidos sobre la mesa.

Miré la hoja de San, unas figuras humanas en marcaban el final de su carta y bajo esas ilustraciones los nombres: "Papá, San y Mamá". Tragué duro al sentir el famoso nudo apoderarse de mi garganta, cuando San se enterará de que el motivo de que sus padres no vivan juntos no es por "Tener más espacio" y de que sus padres ya no estarían juntos iba a ser algo terrible para él. 


















Les presento a nuestro pequeño San:   

Les presento a nuestro pequeño San:   

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