𝐁𝐫𝐢𝐬𝐚 𝐝𝐞 𝐨𝐭𝐨𝐧̃𝐨 || Si lloras porque no puedes ver el sol, las lagrimas no te dejarán ver las estrellas.
-No seré lectora de mentes, pero se que tu odio hacia mi se debe a que no aceptas la realidad.
-¿Y esa seria?
-Que te traigo completa...
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Observo mi viejo reloj notando como mi querida amiga lleva mas de quince minutos de retraso, cosa que no me molestaría si no fuera por el asfixiante calor de Italia. Hace diez minutos las manecillas del reloj habían marcado el medio día y con este el punto más alto del sol.
Suspiro y comienzo a abanicarme con mi mano tratando de disipar un poco el calor, cosa que obviamente no logro. El interior de mi auto esta un poco fresco a diferencia de la temperatura exterior donde fácilmente podía cocerse un huevo en cuestión de minutos, claro que no se si eso sea posible.
No sabía cómo es que los transeúntes podían portar gruesas capas color rojo el día de hoy. Conocía la tradición por la cual traían aquella vestimenta, pero no me importaba mucho, el celebrar cosas como aquello no era relevante para mí y prefería mantenerme fuera de eso.
El festival de San marco.
Lindo a los ojos de los visitantes, un dolor de cabeza para mí. Transito cortado y gente dispersada por las calles de Volterra, el solo hecho de haber llegado rápido a mi destino me sorprendía significativamente.
Reviso mi teléfono, tensándome al ver la cantidad de mensajes de Massimo con el mismo drama de siempre. Paso saliva mientras lo apago dejándolo sobre mi regazo, mi vista vuelve a la calle y quedo absorta en mis pensamientos al notar un detalle que no tome en cuenta esta mañana cuando hice algo que pensé que nunca tendría el valor de hacer.
Él nunca me dejaría.
Aquello que hace un par de meses me aliviaba, ahora, lo único que me producía era terror y nerviosismo por volver a encontrármelo.
Agito levemente mi cabeza y obligo a mi mente a que vuelva a centrarse en el motivo por el cual estoy aquí. A los pocos minutos mi rubia amiga aparece en mi campo de visión portando una capa, que a diferencia de las que he visto el día de hoy, esta es de un color negro que resalta a la perfección su tez pálida y perfecta.
Sonrío levemente mientras me acomodo mejor en el asiento del conductor, estaba prácticamente acostada en este y dudo que en esa posición hubiera podido conducir bien.
-Si atropello a uno, ¿crees que los demás se quiten?- le pregunto una vez que se subió al vehículo. Ella sonríe levemente y una pizca de malicia se hace presente en sus preciosos ojos color carmín.
-Deberías intentarlo- me alienta Jane al mismo tiempo en que se acomoda en el asiento -. Ellos te envían saludos.
Asiento comprendiendo de quienes habla y zanjando el tema allí, no estoy interesada en saber el porqué de la demora de Jane, se que Aro la retuvo y no debió ser por nada bueno.
