𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 2

126 16 13
                                    

𝐇𝐮𝐢𝐫
❁━━━━━━━༺༻━━━━━━━❁

𝐇𝐮𝐢𝐫❁━━━━━━━༺༻━━━━━━━❁

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

❁━━━━━━━༺༻━━━━━━━❁

Entro a mi pequeño pero acogedor departamento, sacando las llaves, que Jane había dejado puestas, en el proceso. Miro a mi alrededor notando lo iluminado que está el lugar, gracias a que esta mañana abrí las cortinas azules que cubrían las ventanas de cristal.

El viejo piso de madera rechina a medida que me encamino hacia el pequeño sofá que se encuentra en la sala, misma que se conecta a la cocina. Todo tiene un concepto abierto, por lo que mientras que uno cocina puede observar e interactuar con quien se encuentra viendo el televisor. Al menos así es cuando Alessia viene.

Por supuesto que la pequeña castaña siempre insiste en ayudarme, pero en todas las ocasiones la convenzo para que vea su programa favorito mientras yo preparo algo de comer.

No soy la mejor cocinera, pero al menos algo comestible y rico puedo preparar.

A penas llego al sofá color azul, me acuesto en él sintiendo la suavidad de los cojines y dirigiendo mi vista al techo blanco.

Me sentía agotada mentalmente, con el cuerpo pesado y con ganas de tirarme a mi cama para dormir hasta que el día acabara dando paso a la noche. Lástima que aquello no es posible debido a mis obligaciones, aun debía ir a trabajar para poder pagar mis gastos.

Antes, Massimo me ayudaba con la renta del departamento, pero aquello termino cuando comencé a trabajar, dando él la excusa de que ya me había mantenido por suficiente tiempo y que era hora que yo lo hiciera.

Siempre era lo mismo con el tema del dinero, el me cobraba todas las cosas que me regalaba y no hablo de monetariamente, sino que me echaba en cara que lo que yo poseía era por él, sin tomar en cuenta que yo jamás le pedí nada.

Suspiro con cansancio y me dejo envolver en el tranquilizante silencio que existe en el lugar, todo está en calma, tanto que me inquieta un poco.

Ahora que lo pensaba creo que jamás en mi vida he tenido un solo día de paz, desde siempre mi estado de alerta ha estado conmigo, antes, cuando estaba en el hogar, siendo tan bien miedo el que estaba presente.

Cierro los ojos por un momento, una punzada me atraviesa la cabeza y puedo sentir como un dolor pulsante se hace presente. La cabeza me palpita.

Coloco mi mano, que se encuentra un tanto helada, notando como la calidez choca con mi palma. Me siento en el sofá, quedándome unos segundos en aquella posición antes de levantarme para ir por una pastilla que pudiera quitarme el dolor de cabeza.

No alcanzo a dar ni dos pasos, cuando un sonido retumba por todo el departamento, alguien llamaba a la puerta y por la fuerza utilizada me daba una idea de quién podía ser.

Los golpes se intensifican confirmándome lo que temía, y al escucharlo gritar mi nombre no me producen más que ganas de vomitar.

Mi pulso comienza a acelerarse a medida que el continua, paso saliva sintiendo un ligero ardor debido al nudo en la garganta que se me había formado. Me quedo paraliza y todo a mi alrededor se vuelve cada vez más lento.

𝐁𝐫𝐢𝐬𝐚 𝐃𝐞 𝐎𝐭𝐨𝐧̃𝐨 // 𝐄𝐝𝐰𝐚𝐫𝐝 𝐂𝐮𝐥𝐥𝐞𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora