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11| Encuentros y despedidas. Parte 2

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No muy lejos del centro del patio, el hombre sostenido parecía estar en medio de un delirio por su condición, las sombras en el cielo solo aumentaban en señal de que solo se irían cuando todos los personajes sean devueltos a sus respectivos mundos.

Luo Binghe lo estuvo abrazando durante todo este tiempo, su rostro estaba frío y su aura al rededor era pesada. Su ira y desesperación no pudieron ser contenidas durante mucho tiempo.

—Fallé... Estoy tan cansado de esto.— Shen QingQiu lucía realmente exhausto, pero el grito de la persona que lo sostenía le aclaró la mente.

—¡NI SE TE OCURRA DECIR ESO!— luo Binghe estalló. —¡NO VOLVERÉ A PASAR POR ESTO! ¡NO TE PERDERÉ DE NUEVO! YO-—Su grito fue interrumpido por la mano que acariciaba su rostro.

Sus ojos estaban fijos el uno en el otro.

Sus dedos temblaban levemente por los moretones, pero continuó acercándose a su rostro de manera lenta, muy lentamente, como si tuviera miedo de asustar a su esposo que ya estaba lo suficientemente alterado.

Y luego, cuando estuvo lo suficientemente cerca para que su ojos se vieran, bajó sus cansados párpados y presionó sus labios contra los suyos. El toque de sus bocas, suave y ligero como una pluma era todo lo que los conectaba.

Se sintió como una eternidad desde que pudieron sentirse el uno a el otro.

Cuando Luo Binghe estaba con él, era fácil fingir que el resto del mundo no existía y que todos los problemas y dificultades desaparecían.

Una parte de él dijo que no era el momento adecuado, que debería alejarse, pero su cuerpo no hacía caso, solo estaba haciendo lo que su corazón le decía que hiciera.

Sería demasiado pedir que Binghe lo necesitará de la misma manera, que lo abrazara más fuerte para devolverle el beso con uno más Poderoso.

Pero eso fue lo que hizo.

Sus brazos musculoso se envolvieron alrededor de su cuerpo, hasta que sus cuerpos encajaron perfectamente, su respiración en perfecta armonía. Luo Binghe invadió su boca chupándole el labio inferior, pudiendo sentir que el otro abría más la boca desesperadamente por dejarlo entra, sin miedo a mostrar lo que realmente deseaba.

Sin embargo, Luo Binghe se apartó cuando sintió una lágrima.

Fueron pocas las veces que él podía recordar donde su Shizun lloró, y verlo llorar mientras sentía que su cuerpo se enfriaba cada segundo era un sentimiento horrible.

—¿Shizun...?