14. Quiéreme más

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Pa que luego no digan que soy mala 😂😂 Ahí les va el 14 bonitas, disfruten 💗
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"Estas son mis manos tómalas,
tuyo es mi cuerpo vívelo,
y haz de mi boca húmeda
el nido de tus ansias locas."

- Ya le dije a mi chofer que...- Se detuvo a apreciarla a la luz de luna que entraba a través del ventanal de su habitación. - ¿Me ibas a quitar el placer de desnudarte?- Consultó detrás de ella al notar que la rubia estaba tratando de quitarse el collar.

-Mmm no- Susurró nerviosa al sentir su aliento en su cuello- Solo quería quitarme esto - Explicó intentando otra vez abrir el broche sin éxito. Manuel interceptó sus manos y delicadamente se deshizo del accesorio, dejándolo en la mesita de noche.

- ¿Te había dicho que me encanta tu perfume?- Preguntó mientras hacía a un lado su cabello, dejando libre el lado izquierdo de su cuello y acariciando su piel con su nariz a la vez que se embriagaba de su aroma.

- No- Sonrió con los ojos cerrados dejándose llevar por las sensaciones que causaba en sus terminales nerviosas.

Manuel empezó a probar el sabor de su piel dejando un reguero de besos desde su cuello hasta el final de su hombro, siendo tentado de bajarle los tirantes del vestido, pero en cambio, decidió más bien empezar a deslizar la cremallera lentamente mientras sus labios seguían afincados en su cuello. Se separó un poco para apreciar la belleza de su espalda, notando al instante un hecho que casi lo hace perder el control.

- No llevas puesto..- Dijo embelesado mientras acariciaba su piel sin descanso.

- No- Interrumpió girándose y regalándole un sonrisa pícara.

"Estos son mis sueños, mírame,
tuyo es mi silencio, siénteme,
hoy te necesito íntegro
hoy te necesito todo."

Entonces ella decidió acabar la tarea que empezó en la cocina, desabotonar los pocos botones que le faltaban de su camisa, para luego subir despacio sus manos desde su estómago hasta sus hombros y dejando caer la camisa al suelo. Mayte tomó el control de la situación despojándose de los tirantes de su vestido y dejando escurrir la tela por su cuerpo bajo la atenta mirada de Mijares, cuando le hizo compañía a su camisa, Manuel atacó sus labios con una pasión arrolladora, jugando con su lengua, apegándola a él y sintiendo por fin sus senos sobre su piel. Dejó su boca, para bajar por su mandíbula mientras anclaba sus manos en sus caderas, siguió su camino hacia su cuello, lamiendo luego su clavícula y continuar su recorrido hacia el lugar donde se requería su atención inmediata. Mayte dejó escapar un fuerte gemido al instante que sintió su boca succionar su seno derecho a la vez que sus dedos jugueteaban con el  izquierdo, clavó sus uñas en sus hombros en un vano intento de calmar su respiración, Manuel siguió bajando, dejando besos en su vientre, cuánto más se acercaba a su zona íntima, ella más estiraba su pelo y sus jadeos aumentaban. Pronto besó el centro de la pequeña tela de encaje negro que cubría la única parte de su cuerpo que le faltaba descubrir y aunque estuvo tentado de quedarse allí un buen rato, prosiguió su camino por sus muslos para así poder deshacerse de sus tacones. La rubia tuvo que hacer malabares para no perder el equilibrio mientras él lograba su cometido.

"Quiéreme hasta que no puedas más
y después quiéreme más,
más que ayer, más que mañana, mucho más"

Manuel atendió nuevamente sus labios y ella empezó a tantear su cadera en busca de su cinturón, lo desabrochó y rápidamente deshizo el botón y la cremallera de su pantalón, él se lo quitó  y con él, sus zapatos y calcetines. Retomó su cintura para luego deslizar sus manos sobre sus nalgas y estrujarlas haciendo que ella se pegara aún más a su cuerpo y sintiera todo lo que provocaba en él. Mayte mordió su piel en ahogo de un sonoro gemido, él la guió hacia la cama, tendiéndola delicadamente y posicionando su cuerpo sobre el suyo. Ella le hizo espacio entre sus piernas regalándole un beso profundo y escurriendo sus manos por su ancha espalda. Manuel volvió descender por su cuerpo y esta vez si hizo caso a sus instintos y se detuvo en sus caderas, besó el borde superior de su ropa interior y la deslizó sin dejar de besarla allí, la rubia arqueó su espalda al contacto de sus labios en los suyos, aferrándose a las sábanas de su cama y no pudiendo aguantar vociferar un par de gritos causados por el baile frenético en el que se había sumergido Manuel y su lengua entre sus piernas.

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