XIV

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—¡Hey, Sasha! ¿No hay café hoy?—Marcy preguntó tan pronto como la Waybright salió al balcón

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—¡Hey, Sasha! ¿No hay café hoy?—Marcy preguntó tan pronto como la Waybright salió al balcón. Sasha dio un respiro por la repentina aparición de la otra chica. No era que no estuviera acostumbrada a que Marcy, básicamente, esperara a que se levantara, era solo el hecho de que la de cabellos oscuros no llevaba una camisa, en su lugar vestía solo un sujetador, y Sasha sentía un hormigueo en todas partes, así como su temperatura subir.

—Estoy sin café, así que estuve tomando té—. Dijo la rubia lo más tranquilamente que pudo.

—Oh. Tengo algo de café dentro de mi apartamento, ¿quieres un poco? Ooh, deberíamos tomar un poco de café y ver una película después de eso. Los programas de la mañana son de mal gusto. ¿Eso está bien? Podemos hacer algo más si tú quieres. Quiero decir, estamos en la hermosa y soleada ciudad de Los Ángeles—. Rio alegremente.

Sasha tragó saliva mientras sus ojos viajaban por el torso y cintura de su vecina. Cada vez que hacía algún movimiento, cualquiera, la más alta recibía un increíble espectáculo. Sus ojos subieron poco a poco, luego de detallar su ombligo, hasta aterrizar en sus...

—Sasha, ¿estás bien?—Marcy preguntó sacándola de su trance.

—Sí, sí, ¿por qué no lo estaría?—Sasha cuestionó, pretendiendo estar ofendida y aclarando su garganta.

—Estás sudando mucho y luces como si fueras a desmayarte.

Gracias a ti, ¡pedazo de mierda ardiente!

—Sí, estoy bien, en serio. Esto me pasa mucho en las mañanas, siempre sudo y luzco como si estuviera a punto de desmayarme, todo el tiempo—. La rubia aseguró.

—¿Estás segura? Estuve saludándote desde hace un tiempo y estuve observando casi todo lo que hay que observar de ti en las mañanas, pero nunca has sudado o has lucido como si estuvieras por desmayarte. ¿Estás nerviosa por algo, estás enferma? Tengo un termómetro.

Solo fóllame contra la pared. ¿Por qué no lo haces?

—¿Por qué no solo me das de ese café que dices que tienes?—Dijo rápidamente, tratando de mantener sus sucios pensamientos dentro de su cabeza. Se suponía que debía ser una maldita con esa chica, pero ella se lo estaba haciendo tan difícil. ¿Lo estaba haciendo a propósito? ¿Debería solo ser más amable con ella?

—¡Por supuesto! ¡La puerta estará abierta!

—¡Por supuesto! ¡La puerta estará abierta!

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Sunny days | SasharcyWhere stories live. Discover now