Dispuesta.

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Pov. Poché

—Debiste ver a mi mamá, solo me decía cosas como de, tienes que entender a tu hermana, puede que sea una fase pero compréndela, ella es mujer y no debería sentir eso; cosas así como si intentara hacerse a la idea de que esto después se le pasaría— cuenta el chico a mi lado. Después de todo el día y una noche en el mar Caribe, al fin estamos llegando a Bogotá, toda la tarde en la carretera ha sido tedioso. Pero eso ha sido lo de menos, no dejo de pensar en que ahora Johann creé que puedo estar sintiendo cosas por su hermana, por eso es que lleva dos horas contándome sus sospechas a la orientación de su hermana y cómo fué que salió del closet.

—No imagino lo complicado que fué para tu hermana... Yo no lo sabía.

—Y lamento eso, es algo que le corresponde a ella contar pero juro que no lo sabía— se disculpa como por décima vez en el día.

—Johann, lo que sí puedo imaginar es que no es algo fácil. Y yo no sé qué ocurre en mí, no puedo asegurar que siento cosas por ella o por ti porque a ti no te conozco— río —Solo por favor quiero pedirte que no comentes nada con tu hermana sobre nuestra conversación de ayer. No quiero darle falsas ilusiones...

—Oh, no te preocupes, yo no diré nada, lo prometo pero quisiera que me dijeras si de pronto empiezas a sentir cosas por ella...

—Yo lo haré pero que este sea nuestro secreto ¿Está bien?— visualizo la casa de Calle, le he pedido que me traiga aquí inventando que es la casa de una tía y que mi papá estaría ahí.

—Claro— se estaciona frente a esta y lo veo con intenciones de bajar

—Oye no hace falta— lo tomo del brazo —yo puedo abrirla pero que caballeroso— sonrío.

—Lo correcto sería llevarte hasta la puerta con tu papá...

—No te preocupes enserio, ahora debo irme— me acerco y deposito un beso en su mejilla, él solo me sonríe pero bajo del auto para ya no hacerle estar más tiempo aquí, si Calle me ve bajar de este auto pensará en todo menos en que no estoy saliendo con él.

Me despido de Johann con la mano hasta que enciende el auto de nuevo y se va.
Doy la vuelta y busco escabullirme a su patio trasero como la última vez, según Juliana AHORA SÍ está en su casa pero me he desaparecido dos días así que no me voy a sorprender si ella de pronto está distante conmigo ya que no respondí a sus mensajes.
Las horas en la carretera me han ayudado a aclarar un poco mi mente más no a eliminar el miedo a lo nuevo, a mí.

—Aquí vamos de nuevo— miro las piedritas que acabo de juntar en mis manos, tomo una y la lanzo a su ventana con delicadeza.

—Que conste que si esa ventana se rompe será cosa suya— lanzo otra, esta con un poco más de fuerza. Me alejo un par de pasos para ver cómo enciende la luz y su silueta acercarse a la ventana para abrirla.

—Debería llamar a la policía porque hay una mujer que está dañando mi propiedad— grita hacia mí.

Y su estabilidad emocional. María José, quisiera leerte la mente y saber por qué ahora estás aquí luego de pasar dos días en el mar Caribe con ese chico

—Fué solo un día, te recuerdo que el resto fué carretera y verte mirarme mal por cada cosa que él me decía — susurro para ella.

—Pues más vale que la llames porque no pienso irme hasta que vengas conmigo.

—¿Qué quieres Poché? Además de romper la ventana con piedras.

—Ya te lo dije, quiero que vengas conmigo. Te mostraré algo— sonrío, solo fueron dos días pero parecieron una eternidad lejos de aquí.

El Arte de La Luna Where stories live. Discover now