Epílogo

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Harry en el bosque

Su abuelo solía decir que la fantasía es la que llaman a la imaginación de un niño.

Decía que Harry tenía una imaginación brillante, llena de luz y oscuridad, una perfecta elevación por los cielos. Decía que Harry podía ver cosas que nadie más ve, cosas que seguramente aterrorizarían a cualquiera, pero no a él, nunca a él.

Cuando le contó la historia de los morgles quizá no imaginó que su nieto estaría tan empeñado en buscar y encontrar aquellas hermosas criaturas con alas, no pensó que el niño querría desear cada cumpleaños, cada trébol de cuatro hojas, cada estrella fugaz, cada año bisiesto, encontrarlos.

La habitación está oscura, Harry respira agitadamente, su visión está borrosa y sus manos y pies se sienten ajenos, no son suyos, pertenecen al aire. El mismo aire que lo pone de pie y lo obliga a bajar las escaleras de su hogar. ¿Cómo fue que de un momento a otro estaba rodeado de sábanas blancas, labios rojos, aroma a lluvia, cabellos castaños y ojos azules, y de pronto todo desapareció?

Un sueño.

Su mente le grita que fue un sueño, todo eso fue solo un episodio. Uno más para agregar a la lista de las cosas que no son reales en el mundo.

Ve la sombra de su madre, la acercarse y sentarse junto a él, ve su rostro, pero no parece su madre, no puede ver sus cálidos ojos, o sus cejas delgadas, sus mejillas sonrosadas, solo ve una mujer sentada.

Ella le dice algo, pero no lo entiende, no sabe a qué se refiere, no sabe qué quiere de él, no sabe tampoco si está despierto, si está dormido, si su cabeza por fin ha dado su último respiro y ahora está muerto.

Pero entonces todo está en silencio, no puede escuchar nada, se aferra a las manos de la mujer frente a él. Ella sigue hablando, pero Harry solo ve sus labios moviéndose.

El sonido se filtra lejano, pero igual es perceptible.

"No te pierdas más cariño, regresa a tu hogar"

Esas son las palabras que puede escuchar, el sonido sordo lo atormenta, pero sigue las palabras de la mujer que ahora está seguro es su madre. Aún no puede ver con claridad, todo se ve oscuro.

"Ven a tu hogar cariño, estarás bien"

Dice la voz de nuevo. Es suave y baja, y Harry se siente lejos, lejos de la cordura, de la racionalidad. Está perdiéndose y no sabe cómo volver.

No se da cuenta que está llorando hasta que su madre le pasa las palmas de las manos por las mejillas y retira los restos de lágrimas.

Respira. Piensa.

Respira otra vez.

"Él te necesita, vuelve a tu hogar cariño"

Dice su madre.

"Puedes volver, sabrás cómo, estás solo en ese lugar oscuro, pero eres valiente y sabrás volver"

Harry quiere gritar, quiere gritar porque no puede ver nada, todo es oscuro, quiere gritar porque no escucha nada más que la lejana pronunciación de las palabras de su madre, pero sobre todo él quiere gritar porque no puede hacerlo, no puede volver, no sabe cómo.

"Cariño, regresa a tu hogar, solo sigue su color"

Es lo último que puede escuchar antes de darse cuenta que ya no está en su casa, no está sentado junto a su madre y tampoco está sujetando sus manos.

Está solo y no sabe cómo llegó al bosque.

Aún no puede ver nada, pero siente la brisa que recorre el lugar, puede escuchar las ramas y las hojas de los robles moviéndose entre sí.

MorglesWhere stories live. Discover now