Sherlow

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La primera vez que Harry fue a la fiesta de la hoguera en el pueblo, era demasiado pequeño para siquiera saber que estaba ahí, pero entre más crecía más se enamoraba de la música, de los bailes y la comida, la gente bailaba con botas vaqueras y sombreros de fieltro de lana, el aroma a carne asada y el maíz frito, pañuelos envueltos alrededor de los brazos de los hombres, o en el centro de sus cuellos, las chicas del pueblo con pantalones anchos o con vestidos de tela estampada con flores o lisos. Las bandas de música subían a una tarima de madera y comenzaban a tocar y cantar, alardeaban un buen rato hasta que la gente se arremolinaba a su alrededor y bailaban.

No por nada decidió que esa sería una buena primera impresión para la primera vez de Laín en el pueblo de Sherlow.

Sin embargo, mientras más se acercaban a la entrada del pueblo, la criatura detrás de él ralentizaba sus pasos, y se movía nerviosamente jugueteando con sus manos.

Harry estaba a punto de preguntar si necesitaba esperar un poco, pero Laín se adelantó.

— Sabes Harry, no sé si es una buena idea ir ya sabes—... su voz se cortaba un poco y Harry lo miró a los ojos, se veían azul claro y había brillos en las esquinitas.

— ¿Te sientes bien?

— ¿Hmmm?

— Tus ojos— señaló.

Louis se limpió los brillos con la mano y lo miró de nuevo.

— Si, yo... estoy bien, sólo no sé, quizá debamos esperar, más un par de semanas, o meses, o mejor tu puedes venir, s-sí tu puedes venir aquí, quiero decir allí, en Testian, sí eso es vamos, vamos de regreso— Louis hablaba muy rápido, divagando para sí mismo, Harry lo alcanzó antes de que se alejara.

— Oye oye, ¿Qué pasa Louis?— el morgle lo miró en silencio, con sus ojos color azul claro, habían desvivido los brillos en las esquinas de sus ojos, pero aún había un rastro luminoso de estos.

— Yo, solo-

— No quieres ir ahí, ¿por qué?— su voz era suave y tranquila, pero había angustia en los ojos de la criatura.

— N-no no es eso— murmuró.

— ¿No es?

— N-no, no creo, no es, solo— suspiró cansado— aún me da miedo, ya sabes que Basti y Zayn lo sepan, que alguno de ellos se entere que he estado mintiendo-

— Louis ellos no van-

—Le dirán a Rodelon y el me mandara al pantano y moriré solo y frío— la respiración se aceleraba a cada palabra que mencionaba

— Louis-

— Y nunca más veré a los morgles, o la tierra, las margaritas y las azaleas— boqueó— no te veré más— y por alguna razón el pensamiento inundó su mente y lo dejó helado, el humanito que había visto por primera vez hacía tantos años, estaba en su cabeza como si fuese un recuerdo borroso. Aquel perfecto chico que lo hacía sentir que todo estaba bien, la angustia y desesperación porque si Rodelon lo descubría, Harry se quedaría solo. Louis sabía que eso podía pasar.

Sí Basti sabía que Louis rompió su promesa, se molestaría y no dudaría en decírselo a Rodelon, y el pantano, el maldito pantano.

Él escuchó una historia, sobre el pantano, y no sólo historias que te cuentan para asustarte cuando eres un pequeño morgle y necesitan que sigas las reglas y tu curiosidad no te lleve lejos de la rejilla, eran historias de verdad, de morgles que cruzaban y luego eran sancionados, debajo de la escotilla, estaba oscuro y el olor era repugnante, sus dedos de los pies se congelaban y el moho se metía entre sus uñas, comían una vez al día y eran las sobras que nadie de arriba come, había historias sobre morgles encadenados, y obligados a mantenerse erguidos con las piernas adormecidas, y los ojos cegados por la oscuridad, hacía mucho frío y la gente de arriba no podía escucharlos, ni una sola palabra, ni un solo grito, ni un solo lamento.

MorglesDär berättelser lever. Upptäck nu